Para Usted
Mejor ser prudente Mario Gómez y González chayogomezg@hotmail.com Aunque mucha gente en la actualidad, especialmente en el ámbito político o de la política, aseguran y hasta se rasgan las vestiduras argumentando que, ya no se habla de las “reglas no escritas”, éstas siguen tan vigentes como siempre. Las reglas no están escritas porque se refieren […]
12 de junio de 2019

Mejor ser prudente

Mario Gómez y González
chayogomezg@hotmail.com
Aunque mucha gente en la actualidad, especialmente en el ámbito político o de la política, aseguran y hasta se rasgan las vestiduras argumentando que, ya no se habla de las “reglas no escritas”, éstas siguen tan vigentes como siempre. Las reglas no están escritas porque se refieren a las preferencias del individuo que ejerce el poder y está a la cabeza de un gobierno y sus instituciones; en este caso y por lo que se refiere a Tabasco, lo antes escrito se personifica en el mandatario estatal Adán Augusto López Hernández.

Nos guste o no; queramos o no; nos cuadre o no, es su palabra, la de Adán, la que cuenta y que, por razones obvias, no se puede codificar en ley o, cuando eso ocurre, puede cambiarse a voluntad. Desde la perspectiva del gobernador, el beneficio de corto plazo de administrar en función de reglas “no escritas” es evidente: genera lealtad, permite premiar y castigar y, sobre todo, confiere vastos poderes para que avancen proyectos de su preferencia.

El gobernador de Tabasco, por un lado, es jefe indisputable e indisputado de todo y de todos; por el otro, se vale moverse o actuar mientras no se viole la primera regla. Este es un mecanismo sencillo y eficaz que, sin embargo, no surgió de la nada. Su éxito es producto del establecimiento de la regla y de la capacidad de hacerla cumplir. Las reglas “no escritas” de la vida política, y de las cuales la clase política de Tabasco no se escapa, son tajantes.

El sistema político mexicano y el de Tabasco, opera bajo el principio de que se trata de reglas implícitas y, más importante, que todo el andamiaje legal del país y de la entidad—desde la Constitución hasta la última ley reglamentaria— no es más que una mera formalidad que se puede modificar a voluntad.

Las reglas “no escritas” permiten afianzar la concentración del poder y sirven como medio de control y disciplina tanto de la población como de los políticos. Dada su naturaleza de “no escritas”, las reglas resultan ser desconocidas por la mayoría de los habitantes de la entidad; la ciudadanía, pero no de los políticos, que tienen que considerarlas, tenerlas presentes, no olvidarlas y acatarlas.

Pues bien; alguien le tiene que decir o aconsejar al ex gobernador Andrés Granier Melo, que lo que viene haciendo contraviene a la máxima que dice que, “el respeto al sexenio ajeno es la paz”. Granier Melo, no puede venir y pretender modificar, enrarecer, insertarse o “hacerle sombra”, al gobernador Adán Augusto López Hernández, por mucho que Héctor López Peralta, Rosa Beatriz Luque Green y algunos más de sus “amigos”, insistan en calentarle la cabeza al Químico, para que regrese a los escenarios políticos de Tabasco, cuando es fácil de ver, que estos ex funcionarios, quieren otra vez disfrutar del poder, porque dinero ya tienen y de sobra.

Granier Melo, debe de guardar mucha prudencia y un alto grado de agradecimiento con el gobernador Adán Augusto, quien es lógico lo ayudó a recuperar su libertad. El ex mandatario y alcalde de Centro, le conviene mejor retirarse a la vida privada y recuperar el tiempo que no le dio a su familia, especialmente a su esposa Doña Tere, sus hijas y sus nietecitos. Su ciclo en la política, salvo que haya argumentos sólidos que contradigan esto, ya terminó; nunca segundas partes fueron buenas y no es lo mismo, los tres mosqueteros que veinte años después. “En política, no te meten, te metes; y no te sales, te sacan”.

La agenda política de Tabasco, tiene un personaje o actor principal; el gobernador Adán Augusto; ostenta y ejerce el poder arropado en las mejores condiciones políticas que mandatario estatal alguno hubiera soñado. Ciertamente, Andrés Granier, no es político; nunca lo ha sido ni lo será. No es lo mismo la ciudad de México, que aquí en Tabasco y, por lo mismo, el Químico, sabe que tiene que respetar la figura del Mandatario en turno, además de que también está consciente, de que en muchas partes de la sociedad no le guardan los mejores recuerdos, precisamente, por su paso por la Administración Pública estatal, caracterizada por irregularidades administrativas, dispendios, corrupción, opacidad y demás.

Hay en Tabasco una sociedad agraviada con Granier Melo; por principio de cuentas, el químico, ya le mandó el primer dardo envenenado al PRI, a quien acusó de no defenderlo; los del tricolor y sus cúpulas, lo anotaron y archivaron, para en su momento sacárselo. No salió del todo airoso de su visita a la XEVT, donde quedó en evidencia ante temas importantes como Amílcar Sala, la actuación de su hijo Fabian y sus excesos.

Otra cosa es la que le dicen los cerca de 300 individuos, hombres y mujeres, que le fueron a echar porras, vivas y aplausos, pero que en verdad esperan nuevamente la política de la dádiva; son pedigüeños que añoran cuando le entregaban dinero a la mano so pretexto de fiestas, vestidos para las quinceañeras y otras muchas nimiedades. Las condiciones políticas de Tabasco son distintas a las de su tiempo. Granier, ciertamente, debe estar agradecido con Morena, pero mucho ayudaría en ser más que prudente y poner sana distancia de los asuntos públicos de Tabasco, porque su tiempo y circunstancia, ya pasaron.

Y Para Usted También**Tendrá que ponerse muy serio y mostrar de nueva cuenta el músculo el gobernador Adán Augusto López Hernández, con la Comisión Federal de Electricidad (CFE)**le quieren jugar las contras a él y al Presidente López Obrador, y “no se vale”**pareciera que todo lo que se dijo en contra del famoso convenio, salió cierto y quieren embrocar a los tabasqueños**habrá problemas, no hay duda de ello**a defenderse con todo**hasta mañana Dios mediante.

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