Con arcas llenas

Mario Gómez y González
chayogomezg@hotmail.com
Los asiduos promotores del voto de castigo contra el sistema son, paradójicamente, los partidos políticos responsables de construir la democracia. La voracidad de sus dirigencias y estructuras, posiblemente, no es distinta a la de otros países, donde el arreglo democrático se vino abajo por la corrupción de las fuerzas políticas, como en Venezuela. Creen que el reparto de la soberanía en un círculo cerrado los blinda de candidatos outsiders como Trump o ataques contra el orden establecido de un independiente. Confían que la falta de autoridad moral de todos solape a cada uno, aunque ninguno conserve suficiente legitimidad y apoyo para gobernar. Tampoco les importa el desdibujamiento de la oposición y la ausencia de diferencias entre ellos mientras mantengan el monopolio de los pocos mercados en expansión en el país, como el de las prerrogativas, y de paso se cubran sus transgresiones como la evasión de impuestos.

Al tiempo que, incapaces de frenar su tendencia a la obesidad y creciente consumo de recursos, se preocupan de que el malestar social detone aquí, también candidatos de sello populista que los destronen con discursos antisistema como López Obrador y su reiterado eslogan sobre la “mafia del poder” que abarca a todos. Y creen que la dieta para contrarrestar estas amenazas son las coaliciones o frentes en contra de sus intereses, mientras desbordan su dieta con incrementos ocultos de financiamiento público a través de los estados y burlan sus obligaciones con la seguridad social. Como instituciones de interés público, los partidos son resguardados legal y materialmente con el apoyo y financiamiento público para garantizar la competencia entre opciones distintas de gobierno, pero en la práctica funcionan como depredadores de las instituciones y contrarios al bien común.

La pérdida de confianza de la ciudadanía tampoco es un límite para ampliar su bolsa de recursos, no sólo a través de las prerrogativas legales, sino también con el usufructo de las arcas de los estados e incumplimiento de contribuciones fiscales.

A pesar de los recortes al gasto público en los últimos dos años y la política de austeridad en 2017, los partidos han sumado un incremento total de sus prerrogativas por unos cinco mil 700 millones de pesos como consecuencia de los cambios en la fórmula para calcular el monto del financiamiento público en los estados de la reforma electoral de 2014. Ésta emparejó al alza la base de cálculo de las prerrogativas que reciben en los estados, a pesar de que la vendieron como una reforma que abarataría los procesos electorales en el país.

Los cambios en la Ley General de Partidos Políticos abrieron un subterfugio que, en principio, pasó desapercibido y que permite elevar el presupuesto casi al doble del que había antes de 2014, lo que se traduce en que cada ciudadano en edad de votar paga dos veces por las prerrogativas que reciben los partidos, una por la bolsa de prerrogativas federales y la otra vía los estados.

La razón del financiamiento público para construir un sistema de partidos competitivo y evitar la entrada del dinero del crimen organizado ya no alcanza para justificar presupuestos millonarios y el dispendio de recursos en gastos cuyo destino se desconoce. Ni siquiera se destinan a cumplir sus obligaciones fiscales o con la seguridad social, a la que según el INE adeudan 626 millones de pesos en contribuciones del 2015 y años anteriores.

Por el contrario, el respaldo del Estado para la competencia política ha derivado en un incentivo perverso para multiplicar fuentes de financiamiento a través de la desviación de recursos de las arcas públicas de los estados, como reflejan los desfalcos y el endeudamiento en Chihuahua o Veracruz, ente otras cosas para las campañas. El costo de todo esto lo veremos en las presidenciales de 2018, en las que ninguno podría recibir más del 30% de los votos.

Y Para Usted También** Por cumplir con los estándares que el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (CENEVAL) demanda en la medición de la calidad de los programas educativos, la Universidad Juárez Autónoma de Tabaco (UJAT) logró el ingreso de las licenciaturas en Enfermería e Ingeniería Química, al Padrón EGEL Programas de Alto Rendimiento Académico periodo 2015-2016**Al recibir estos reconocimientos en representación del rector José Manuel Piña Gutiérrez, la secretaria de Servicios Académicos de la UJAT, Dora María Frías Márquez, destacó que representan el esfuerzo de la comunidad universitaria en las divisiones académicas de Ciencias de la Salud (DACS) e Ingeniería y Arquitectura (DAIA), a través de la planta docente que coadyuva para que los estudiantes logren un nivel sobresaliente en las pruebas de egreso que aplica el Ceneval**el director de la DACS, Alejandro Jiménez Sastré destacó que el logro de la incorporación de la Licenciatura en Enfermería a este Padrón, es resultado de la capacitación constante de los profesores, que beneficia a los más de mil 300 alumnos de esta carrera**el director de la DAIA, Candelario Bolaina Torres, aseveró que la reincorporación de la Ingeniería Química a este sistema de evaluación es un esfuerzo de los profesores que trabajan para que los estudiantes egresen preparados para enfrentarse a los retos de la vida profesional**la directora del Programa de Evaluación de Egreso del Ceneval, Luz María Solís Segura, ponderó a nombre del director general de esta asociación, Rafael López Castañares, el esfuerzo constante en cumplir con los estándares de evaluación de este organismo para alcanzar este reconocimiento que las coloca dentro de las 47 mejores entre más de 700 universidades que sustentan para ingresar al Padrón de Alto Rendimiento Académico**bien por la UJAT**hasta mañana Dios mediante.