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Tolerancia ante discrepancias Mario Gómez y González chayogomezg@hotmail.com Sin duda alguna, La tolerancia es clave para lograr una convivencia en armonía entre quienes piensan distinto y son diferentes. Un gobierno que no acepta la crítica, el escrutinio público y la libertad de expresión, es un gobierno que siembra la intolerancia y la confrontación en la […]
4 de noviembre de 2019

Tolerancia ante discrepancias

Mario Gómez y González
chayogomezg@hotmail.com

Sin duda alguna, La tolerancia es clave para lograr una convivencia en armonía entre quienes piensan distinto y son diferentes. Un gobierno que no acepta la crítica, el escrutinio público y la libertad de expresión, es un gobierno que siembra la intolerancia y la confrontación en la sociedad. La historia de México, lo dijo una vez un expresidente de este país, es el recorrido de un camino que pasó por el respeto de las diferencias y el papel protagónico de la sociedad.

La intolerancia pues, nos dice la literatura, es sinónimo de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez por no respetar a las personas que poseen pensamientos diferentes bien sea en el ámbito político, religioso, cultural, sexual, racial, etcétera.

Las personas intolerantes tienen demasiados prejuicios; es decir, prejuzgan a una persona o situación en base a una opinión previa o algo que se conoce mal. Y, además, se dejan influenciar por los estereotipos, ideas de algo o alguien aceptadas como patrón de cualidades o comportamientos.

Vayamos a la historia; La izquierda no comunista, especialmente en nuestro país, se hizo grande cuando abrazó un espíritu tolerante que admitía y respetaba pensamientos diferentes; esa capacidad de convivir con las ideas ajenas le proporcionaba cierta superioridad moral y la hacía compatible con la democracia.

Pero los tiempos han cambiado y la izquierda se ha vuelto hoy intolerante y hasta violenta con los adversarios. La tolerancia se está transformando en brutalidad a medida que la izquierda retrocede en todo el mundo, derrotada y abandonada por los que eran sus clientes principales: los trabajadores, que primero derribaron el Muro de Berlín y después decidieron liquidar los partidos socialdemócratas, que durante muchas décadas llegaron a dominar la política mundial.

La vieja tolerancia de la izquierda socialdemócrata la hacía atractiva, civilizada y compatible con la democracia, que es un sistema que requiere la convivencia en paz de diferentes pensamientos, opiniones y partidos, todos en armonía y con capacidad de avanzar, incluso en la discrepancia.

Pero a medida que la izquierda, siguiendo con la historia, quedaba derrotada en el mundo y retrocedía, sobre todo porque su sistema económico de impuestos altos y de un Estado intervencionista y todopoderoso que pretendía solucionarlo todo y no solucionaba nada, fracasaba en todas partes, ha ido evolucionando hacia posturas cada día más intransigentes y hasta violentas.

Algunos creen que la violencia creciente en las izquierdas se debe a que los comunistas, derrotados, se han infiltrado en las viejas izquierdas tolerantes y las han convertido en aquelarres totalitarios que disimulan en lo posible su brutalidad, pero no es esa la única explicación del inquietante fenómeno. Veamos.

La izquierda, al fracasar en la economía, un asunto prioritario para el mundo, ha evolucionado en busca de nuevos argumentos y banderas y los ha encontrado en ámbitos como los nuevos movimientos sociales, que domina y controla hasta convertirlos en instrumentos de poder: el feminismo, el movimiento LGTBI, el ecologismo, el animalismo, el globalismo (que no la globalización), y cualquier otra ideología que suponga una mayor capacidad para controlar a los ciudadanos, encuadrados en movimientos y grupos politizados y dominados por ellos.

Actualmente en México y, particularmente en Tabasco, las administraciones estatal y municipal, provienen del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) o, dicho de una mejor manera, de quienes se colgaron de la imagen de Andrés Manuel López Obrador, porque por sí mismos o por sí solos, no hubieran accedido al poder. La corrupción, la impunidad, la violencia y la pobreza, entre otras, fueron las banderas y discursos que generaron la mayor aportación de sufragios en las urnas.

Sin embargo, al paso de los meses el desencanto, la desilusión, el desánimo, la desesperanza, la rabia y el coraje, son constantes en el sentir de una sociedad como la tabasqueña que no ve (“vayan a un oculista”, les recomendaría Arturo Núñez), no palpa, no siente, no experimenta que el cambio de gobierno o de color, haya sido la solución a sus problemas de bienestar y desarrollo.

Administraciones con la piel muy sensible; en “carne viva” para la crítica; ceguera y sordera, para no ver ni escuchar las voces, que cada día son más, que expresan que las cosas no marchan de la mejor manera; que es necesario un replanteamiento en el decir, pero sobre todo, en el hacer, porque lo demostrado y exhibido es muy poco, no llena, no convence; no suma y multiplica, sino que resta y divide.

Y Para Usted También** A propósito de la festividad de los Fieles Difuntos, integrantes de la sufrida sociedad de Cunduacán, nos hacen llegar una interesante “calavera” insertada en redes sociales y en un muy local “panteón político”, de la bien llamada “Atenas de Tabasco”, en honor a su alcaldesa Nidia Naranjo Cobián y dos de sus principales lugartenientes//Que llegó de Villahermosa// a gobernar Cunduacán// con su moño en la cabeza// la calavera rufián// con soberbia y prepotencia// gobernó sin ton ni son// no pudo hacer realidad// la cuarta transformación// ya se va la calavera// pues ya consumo el atraco//no tuvieron llenadera// Moisés Blé y Guillo Taco// a bárbaros, ¿qué les sabrán a estas “criaturas” del Señor?investigaremos buen inicio de semana**hasta mañana Dios mediante.

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