Orgullo Mexicano en Chile
La atleta de 31 años de edad dijo que la enfermedad neurodegenerativa, lejos de sumirla en la desesperanza se convirtió en su gran maestra para «aprender a vivir la vida» Javier Aguirre Helfmann Notimex La deportista mexicana Verónica Ruiz, quien padece mal de Huntington, llegó a Chile para correr la Maratón de Santiago y demostrar […]
6 de abril de 2013

La atleta de 31 años de edad dijo que la enfermedad neurodegenerativa, lejos de sumirla en la desesperanza se convirtió en su gran maestra para «aprender a vivir la vida»

Javier Aguirre Helfmann
Notimex
La deportista mexicana Verónica Ruiz, quien padece mal de Huntington, llegó a Chile para correr la Maratón de Santiago y demostrar con ello que la vida es una elección y que incluso una enfermedad puede convertirse en una «bendición».
En diálogo con Notimex, la atleta de 31 años de edad dijo que la enfermedad neurodegenerativa que le fue descubierta hace casi una década, lejos de sumirla en la desesperanza se convirtió en su gran maestra para «aprender a vivir la vida».
Por eso, ella no duda en asegurar con total convicción que «la manera como mi bendito Huntigton me ha enseñado a vivir la vida, no se lo cambio a nadie. Yo no cambiaría mi vida por ninguna otra; si me dieran una oportunidad de volver a vivirla, la viviría igual».
«Ha sido súper enriquecedor el estar en esta posición, el tener a la muerte todos los días aquí le da sentido de vida a mi vida: el sentido de compartir y de servir, y de que esto le sirva a los demás, motive a los demás, inspire a los demás», agregó.
«Aprendí que no tengo tiempo de perder el tiempo. Si mi futuro era aterrador, en silla de ruedas, en cama y un diagnóstico de muerte, y un pasado donde ya ni siquiera ibas a poder tener recuerdos, lo único que me quedaba era construir mi presente», explicó.
De ahí su decisión de comenzar a participar en maratones, en lugares como Berlín, Montreal, Chicago y ahora en Santiago, como signo de aquella «gran maratón» que corre contra el destino, intentando exprimir cada minuto y cada experiencia, como un regalo de Dios.
«Me cayó la certeza de que cada día iba a tener menos neuronas, me cayó el veinte de que mi pasado se iba a quedar con mis memorias perdidas y que entonces lo único que me quedaba era mi presente», relató emocionada.
Sostuvo, por este motivo, que «el diagnóstico (de Huntington) me dio sentido de vida, me dio una oportunidad para ser mejor, me cambio los lentes. Antes me importaba yo, quería ser la reconocida, quería destacar, pero me di cuenta que eso no era lo que me importaba».
Subrayó que, con su diagnóstico, «me cayó el veinte de que no tengo tiempo qué perder, no hay manera. Me preguntaban cuánto vas a hacer (en la Maratón de Santiago): les digo que mi carrera es contra el tiempo, no contra los kilómetros».

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