Opinión: Villahermosa XII. Los ríos fuentes de prosperidad
Miguel Ángel Valdivia de Dios Estimados paisanos Tuve la fortuna de crecer y pasar la mayor parte de mi vida en el barrio de M. Bruno muy cerca del Río Grijalva, la relación que tuve con este maravilloso regalo de la naturaleza fue extraordinaria para mis andanzas como niño que le gustaba urgar en sus […]
25 de octubre de 2022

Miguel Ángel Valdivia de Dios

Estimados paisanos
Tuve la fortuna de crecer y pasar la mayor parte de mi vida en el barrio de M. Bruno muy cerca del Río Grijalva, la relación que tuve con este maravilloso regalo de la naturaleza fue extraordinaria para mis andanzas como niño que le gustaba urgar en sus montazales, incursionar en la pesca y caza de pajaritos en sus vegas y acantilados y callejear con curiosidad sus bellas edificaciones, el movimiento comercial en su pequeño puerto, mercado público, comercios y la actividad de la COOTIP que era la Cooperativa de Transporte de la Industria Platanera en su margen izquierdo y su astillero en Las Gaviotas.

Año con año sus aguas inundaban mi calle y las aledañas, hasta que los gobiernos visionarios de Adolfo López Mateos y Carlos Alberto Madrazo Becerra se dieron a la tarea de construir en esa época la Presa de Malpaso y el Malecón, para el control de aguas arriba y para proteger a la ciudad de las inundaciones, además de embellecerla, transitando de adaptarnos a la naturaleza a adaptarla a nuestras necesidades, lo que fue vital para el desarrollo de nuestra ciudad y la economía del estado.

Pese a nuestros rezagos había un ambiente de progreso que nuestros ríos nos traían, sus aguas dieron forma a nuestra cultura, estilos de vida, evolución social y crecimiento económico; las mismas limitaciones a que nuestra vulnerabilidad nos obligaba ante el riesgo de las recurrentes inundaciones, fueron el motor para ir creando una infraestructura hidraúlica al paso de los años, que no solo nos protegiera sino que nos diera condiciones para generar riqueza, así fue como por su conexión con el agua se gestó la grandeza de Villahermosa.

Hoy los ríos Grijalva y Carrizal que bordean a la ciudad son un espejismo, les dimos la espalda, sus cauces solo pasan sus aguas y las oportunidades que pueden ser fuentes de prosperidad porque nos desconectamos de ellos, no hemos sabido aprovechar su potencial para el desarrollo urbano y darle una nueva vida económica a la ciudad de Villahermosa; lentamente los fuimos relegando, volteándolos a ver solo cuando están a punto de desbordarse e inundarnos; da tristeza observar sus márgenes contaminadas o destruídas.

Nos hemos olvidado de lo más notable que tienen que es su componente social, los ríos son parte de nosotros, los hemos visto en la cotidianidad toda nuestra vida, disfrutado sus malecones -antes que dejáramos que se les acumularan los azolves, creciera una selva en ellos y llegaran las bardas y chipotes- y los recorridos turísticos y recreativos de el Capitán Beuló y El Flamingo que eran toda una delicia; pero con voluntad estamos a tiempo de restaurar sus paisajes y recuperarlos del abandono, la contaminación y de los asentamientos irregulares.

Hay que volver de nuevo la mirada a los ríos que nos circundan, hacerlos parte de la planificación de la ciudad, verlos como un factor de desarrollo con un pensamiento estratégico para su integración con el espacio público y lograr un bello desarrollo urbano que le de nueva vida a nuestros ríos.

Históricamente así lo han hecho y lo siguen haciendo muchas ciudades del mundo como la mayoría de las grandes capitales europeas, que han hecho de sus ríos atractivos turísticos, construyendo en sus márgenes bellos puentes vehiculares y peatonales, muelles, grandes plazas comerciales, propuestas culturales, catedrales, coloridas viviendas y centros históricos, de negocios, financieros y gubernamentales.

Lo que se necesita ahora es trazar un plan con lo mejor del urbanismo moderno, que sea un punto de inflexión que haga volver a conectarnos con el agua que nos rodea y hacerla nuevamente parte de nuestras vidas, que conjugue funcionalidad y belleza para que la ciudad se ponga a la vanguardia, vuelva a vibrar y detone una nueva era dorada de florecimiento económico.

También hay que implementar una estrategia económica que permita rehabilitar sus márgenes e impulsar nuevos desarrollos urbanos, viviendísticos, turísticos, comerciales y gastronómicos; y promover el anclaje de casas flotantes, el transporte acuático y la navegación recreativa para darle viabilidad económica al plan.

Hay mucho por hacer, solo hay que tomar la iniciativa entre la sociedad, las autoridades y el sector privado, para encontrar los mecanismos para desarrollar corredores urbanos y una red de espacios públicos y cívicos, ciclovías, andadores y senderos peatonales que conecten a los ciudadanos con los ríos y los integren con su vida diaria.

De lo que se trata es de rescatar a nuestros ríos con un novedoso “Plan Integral”, que sirva como catalizador de aceleramiento de un proceso de modernización urbana y desarrollo económico, al que se le de un estatus especial para atraer la inversión privada y que sirva de medio para la reestructuración espacial de la ciudad, de la que emerja una metrópolis cosmopolita.

Conectar a la ciudad con nuestros ríos representa una revolución urbana -ciertamente radical y de largo plazo-, pero es una visión renovada de una riqueza natural que también es una fuente de inspiración de artistas plásticos, poetas, compositores y de la música popular, que han sabido con su arte interpretar su belleza.

Villahermosa, Tabasco a 25 de octubre de 2022.

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