Opinión. Miguel Miramón, luces y sombras
Ferdusi Bastar Mérito Miguel Gregorio de la Luz Antenógenes Miramón, un joven inquieto, rebelde, que su padre tuvo que ponerlo en el Colegio Militar para disciplinarlo, brillante, con luces de patriotismo y sombras de traición y corrupción, el Presidente más joven a los 27 años de edad, aguerrido y prematuro General de División, digno de […]
17 de mayo de 2022

Ferdusi Bastar Mérito
Miguel Gregorio de la Luz Antenógenes Miramón, un joven inquieto, rebelde, que su padre tuvo que ponerlo en el Colegio Militar para disciplinarlo, brillante, con luces de patriotismo y sombras de traición y corrupción, el Presidente más joven a los 27 años de edad, aguerrido y prematuro General de División, digno de mejor suerte, pero en el camino equivocado que lo llevó al basurero de la historia.

Cuando la invasión norteamericana formó parte de unos cincuenta cadetes que se negaron regresar a sus casas y se quedaron a defender su colegio en la Batalla del 13 de Septiembre, en que fue herido, permaneciendo como prisionero de guerra durante seis meses hasta la firma del infamante Tratado Guadalupe Hidalgo, cuando fue liberado el 29 de febrero de 1848, recibiendo después la Medalla de Honor.

Ingreso al ejército y por su concepción conservadora se distinguió combatiendo a los insurgentes de la Revolución de Ayutla ascendiendo a capitán. Al triunfo de esta revolución el gobierno del Gral. Juan Álvarez lo acoge y lo asciende a Teniente Coronel, pero pronto defeccionó haciendo armas contra sus benefactores con el Plan de Zacapoaxtla, toman Puebla y son derrotados por Comonfort que los perdona a condición del exilio pero Miramón nuevamente defecciona y vuelve a levantarse en armas.

Defensor de los fueros de la iglesia, se une al Plan de Tacubaya, el cuartelazo contra el gobierno constituido y la Constitución, participando activamente en la sangrienta Guerra de Reforma que duró tres años. Zuloaga lo nombra Presidente en 1859 y entre otros actos contra México, obtiene del banquero Jean Baptiste Jecker un préstamo de 1,500.000 pesos de los que recibe solamente la mitad, pero increíblemente firma bonos por quince millones de pesos con garantías de las aduanas mexicanas. Esta deuda fraudulenta fue parte de las reclamaciones de la Alianza Tripartita y la invasión francesa.

Una nueva sombra surge cuando Zuloaga trata de regresar y Miramón apresa al que lo puso como Presidente. Finalmente Miramón es derrotado por González Ortega en Calpulalpan, dando fin a la Guerra de Reforma y se exilia al extranjero.

Regresa en pleno descenso del llamado imperio, pues siempre es necesario recordar que Maximiliano nunca fue Emperador, ya que Juárez era nuestro Presidente. Un pasaje romántico es su unión con Concepción Lombardo que le dijo que no se casaría con un oficial lo que hicieron cuando llegó a divisionario.

Participa destacadamente en el Sitio de Querétaro en el que es también derrotado, preso y condenado a muerte, y en el Cerro de las Campanas pide sin éxito que no lo fusilen como traidor para no dejar esa mancha a sus hijos, lo que debió haber pensado antes de tomar el camino equivocado.

Sepultado en el Panteón de San Fernando, su esposa ordenó exhumar sus restos cuando sepultaron en el mismo panteón al Presidente Juárez, restos que los trasladó a la Catedral de Puebla.

Dramática historia y triste final de un mexicano brillante que pudiendo haber escalado el solio de la gloria prefirió el camino equivocado que estigmatizó su nombre. Baste recordar la sentencia poética: <>.

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