Ferdusi Bastar Mérito
La Orden Mexicana del Águila Azteca es la máxima condecoración que se otorga a extranjeros por relevantes méritos y servicio a México o a la humanidad, y fue creada por Decreto del Presidente Abelardo L. Rodríguez del 29 de diciembre de 1933.

Aún cuando en ocasiones se ha incurrido en excesos y veleidades como cuando se le otorgó esta alta distinción al caricaturista norteamericano Walt Disney en 1943, el mayor uso dado hasta la fecha ha sido entregarla a jefes de Estado o de gobierno, en correspondencia a condecoraciones equivalentes otorgadas a dignatarios mexicanos.

Los gobiernos neoliberales que llevaron al país a la degradación en todos los aspectos, también acorrientaron esta alta condecoración, como cuando Felipe Calderón la entregó a un cantante de banda conocido como “bono”, o como cuando Enrique Peña Nieto la entregó a Jared Kuchner , un yerno del presidente Donald Trump, en agradecimiento a los insultos y afrentas que este ególatra y racista hacía contra de todos los mexicanos.

La Orden Mexicana del Águila Azteca se rige por un consejo del que el Gran Maestre es el Presidente de la República y el secretario el Secretario de Relaciones Exteriores, y se otorga en seis clases o categorías a saber.

Collar: Exclusiva para Jefes de Estado; Banda de categoría especial: Para Jefes de gobierno, príncipes herederos y consortes de jefes de Estado; Banda: Ministros, secretarios de Estado, miembros de familias reales o embajadores; Placa: Subsecretarios o viceministros de Estado, cónsules generales, generales brigadieres o contralmirantes. Venera: Ministros residentes, encargados de negocios, coroneles; Insignia: consejeros primeros, segundos y terceros secretarios de embajadas, capitanes o tenientes.

El Collar, exclusivo a Jefes de Estado, ha sido entregado a un número grande de Presidentes y o monarcas, entre los que destaco a Fidel Castro, entregado por los neoliberales

Entre las mujeres destaco los reconocimientos entregados a Alma Red, la periodista norteamericana del romance con Felipe Carrillo Puerto que inspiró la melodía Peregrina, y la condecoración entregada a Evita Perón, la giganta argentina que recibió trato de Jefe de Estado en América y Europa, muerta temprana y trágicamente con funerales de la misma categoría.

Una de las experiencias más honrosas y gratificantes en mi vida, fueron los 17 años en que actué como Cónsul de Guatemala en Villahermosa, impulsando la amistad y las relaciones con ese pueblo hermano, honesto, creativo y trabajador, al que nos unen tantos lazos, la misma historia, el mismo idioma, el mismo origen maya, cuyas autoridades me distinguieron con la honrosa condecoración de la Orden del Quetzal, que conservo con orgullo y permanente gratitud.

Y como olvidar también aquellos años de debates, de participación en el Senado de la República con propuestas para la nueva Ley de Migración que fueron aceptadas, o como secretario de la Asociación Nacional de Cónsules México, dirigiendo alguna de sus asambleas.

Haber sido Cónsul, pues, no solo me dio la distinción de una condecoración, me dio la oportunidad de participar y por encima de todo, la alegría de servir.