Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo
Puebla cayó el 17 de mayo de 1863. Más de 30,000 hombres del más afamado y mejor armado ejército europeo, se imponía doblegando la bravura de los defensores de la república, diezmados por guerras intestinas promovidas por el clero traidor.

Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, Arzobispo de México, había viajado a Trieste a suplicar a Maximiliano que nos viniera a gobernar, y no le costó mucho trabajo convencerlo. Y después asumió como “regente del imperio”, puesto del que al poco fue depuesto por sus exigencias de fueros.

Antes, siendo obispo de Puebla, en 1855 había financiado el levantamiento armado de Haro y Tamariz, al grito de “religión y fueros”, por lo que le fueron confiscados sus bienes y enviado al destierro. Pero este mal mexicano habría de regresar al amparo de las fuerzas de invasión. Sin embargo, restaurada la República, el Presidente Juárez, que era un hombre bueno, en 1871 le permitió su regreso a México.

Pero el patricio, al que gobiernos extranjeros lo declararon “Benemérito de la Patria”, ya gozaba de gran fama en todo el mundo, desde antes de la hazaña de desarmar a la triple coalición, resistir la invasión y restaurar la República.

Y volviendo a la caída de Puebla , aquel aciago 17 de mayo de 1863, cuando todo parecía perdido, 41 días después, el 27 de junio de 1863, el periódico alemán “Algemaine Zeitung” en su suplemento extraordinario 178, publica un artículo con una extensa semblanza de Benito Juárez, firmada por “W.Bl”.

Y encuentro en este artículo frases como estas <>.

Es larga la semblanza: <>, y <>

Y son más de tres cuartillas de elogios.<< por su voluntad de acero y su siempre inmaculada conducta>> y <> y sigue <>.

Termina este artículo con esta frase premonitoria:<< Puebla ha caído. Pero el que los franceses logren aniquilar a la República Mexicana…….eso es de dudarse>>