Opinión
La guerra de despojo y la Quinta Columna Ferdusi Bastar Mérito Rumbo Nuevo Estados Unidos ya era una nación poderosa. Con un ejército de academia y con el mejor armamento. Siempre han sido fabricantes de pistolas , rifles, y todo tipo de armamentos. La armada norteamericana tenía bloqueado todos los puerto mexicanos tanto del golfo […]
6 de septiembre de 2021

La guerra de despojo y la Quinta Columna

Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo
Estados Unidos ya era una nación poderosa. Con un ejército de academia y con el mejor armamento. Siempre han sido fabricantes de pistolas , rifles, y todo tipo de armamentos. La armada norteamericana tenía bloqueado todos los puerto mexicanos tanto del golfo como del Pacífico. El Presidente James Knox Polk pidió al Congreso los recursos para armar adicionalmente un ejército de 50,000 voluntarios, para la invasión a México

Villahermosa, entonces San Juan Bautista, fue bombardeada, incendiada, y saqueada en octubre de 1846., y en junio de 1847. El Secretario de Estado Buchanan había encargado al comodoro Matthew Perry explorar la posibilidad de construir un canal interoceánico, aprovechando los ríos.

Santa Anna regresaba de la Angostura donde derrotó a Zachary Taylor que tuvo que regresar a Estados Unidos y el puerto de Veracruz estaba siendo tomado, y en momentos cruciales en que se necesitaba la unidad nacional, el clero, como quinta columna, arma la Rebelión de los Polkos en la ciudad de México, llamada así no por bailar polkas, sino por su adhesión y apoyo a la invasión ordenada por el Presidente Polk, rebelión financiada en forma encubierta por Moses Yale Beach, quien aseguró al clero y a los conservadores que no debían temer pues ellos también veneraban a Cristo, y a los liberales moderados les aseguro que la invasión era una oportunidad de oro para terminar con las dictaduras militares.

Winfield Scott era el jefe del ejército en Estados Unidos y vino acompañado de la más brillante oficialidad, entre ellos Robert E. Lee, que posteriormente comandaría los ejércitos del sur en la Guerra de Secesión , y Ulises Grant , que comandaría los ejércitos del norte y después fue Presidente.

Después de la toma de Veracruz, que había resistido heroicamente con el General Juan Morales y Manuel Gutiérrez Zamora, frente a un bombardeo de una flota de SETENTA barcos de guerra y asedio terrestre de márines desembarcados, Scoot se adentró en territorio mexicano, siguiendo la vieja ruta de Cortes.

Y llegamos a la desastrosa Batalla de Cerro Gordo, en las cercanías de Xalapa, en que Santa Anna se enfrentó a Scott, y tuvo una catastrófica derrota con mil muertos y heridos, perdió toda su artillería, y sus principales oficiales se sumaron a los 3036 prisioneros que hicieron los norteamericanos.

Y sin disparar un tiro, entra en Puebla donde fue recibido con beneplácito, como años después recibirían al ejército francés. Durante casi tres meses, asistió diariamente a misa en la catedral, y se entrevistó con el Obispo Francisco Pablo Vázquez y Sánchez Biscaíno y otros jerarcas que le organizaron el “Spy Battalion”, dirigido por Manuel Domínguez, un asaltante de caminos que proporcionó a los invasores invaluables servicios de información, exploración y espionaje.

Santa Anna se había fortificado en la región de los lagos, pero alertado Scott por sus espías, se desvió y atacó por la retaguardia a los restos de la heroica División del Norte comandada por Gabriel Valencia en Lomas de Padierna, entre San Ángel y Contreras, el 19 de agosto. Santa Anna observó la batalla desde San Angel como destrozaban esta división, sin intervenir. Los restos de ella, pasaron heridos por Mixcoac y Tacubaya causando gran desaliento en la población. El resultado México 781 muertos y heridos, Estados Unidos 700 muertos y heridos y apresaron a 843, el resto de la División del Norte se dispersó.

La siguiente batalla fue la del Convento Churubusco, el 20 de agosto, en la que se dio el caso único en que pelearon del lado mexicano el Batallón de San Patricio, que desertó de los invasores indignados por esta guerra injusta, y del lado norteamericano el Spy Battalion de traidores mexicanos enrolados por el Obispo en Puebla.

La defensa fue heroica, sin que Santa Anna reforzara a los defensores, y cuando ya vencidos les exigieron la entrega de las municiones, fue cuando el General Pedro Maria Anaya pronunció aquella frase: “Si hubiera parque, no estarían ustedes aquí”. Y a pesar de la enorme superioridad sajona, los resultados hablan del heroísmo mexicano. México 245 bajas muertos y heridos, Estados Unidos, 238 bajas, principalmente de artilleros. Los soldados del Batallón de San Patricio, que pelearon a nuestro lado, fueron fusilados como traidores.

Después de esta batalla, hubo una especie de tregua, pero Scott fue informado falsamente que en un viejo edificio Molino del Rey había una importante fábrica de municiones, y ya reorganizado, dirigió a sus tropas en esa dirección. Y de esto hablaré mañana.

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