Opinión
La política no es un juego Miguel Ángel Valdivia de Dios Estimados paisanos Hoy voy a hablarles un poco de cómo veo lo que representa la política, aunque a veces cuesta trabajo entenderla; pero es algo que no podemos evitar, porque está en todas partes y el hombre es un animal político por naturaleza. No […]
16 de marzo de 2021

La política no es un juego

Miguel Ángel Valdivia de Dios

Estimados paisanos
Hoy voy a hablarles un poco de cómo veo lo que representa la política, aunque a veces cuesta trabajo entenderla; pero es algo que no podemos evitar, porque está en todas partes y el hombre es un animal político por naturaleza.

No podemos renunciar a la política, porque es innata a nosotros; los que nos dedicamos a ella cumplimos una función primordial intermediando los conflictos sociales y tomando decisiones que afectan para bien o para mal la vida de las personas, por eso hay que tomársela en serio.

Buena parte de las penurias que estamos pasando ahora, tienen su origen en las malas prácticas políticas del pasado, porque nuestras crisis de ahora -salvo la pandemia- responden en buena medida a momentos y sucesos de nuestro deficiente sistema político.

Muchos de los que hemos llevado a cargos de elección popular han jugado un papel determinante en la vida de nuestro pueblo, de ahí que ante el presente proceso electoral en que elegiremos a nuestros nuevos representantes al Congreso Federal y Estatal, así como a los Ayuntamientos, deben de pensar muy bien por quiénes van a votar, porque hoy todavía estamos pagando las consecuencias de los actos de esos “políticos” que elegimos en los últimos años.

Quiero decirles a los muchos aspirantes de todos los partidos políticos, que hacer política ahora en tiempos de crisis, va más allá de simples aspiraciones de poder y de privilegios que este nos da o de encontrar una chamba; que no la vean como un pasatiempo, ni como su última opción profesional.

Ahora bien, parafraseando a José Mújica Expresidente de Uruguay, “si les gustan los negocios y la plata, métanse al comercio o a la industria, donde se multiplica la riqueza, pero no a la política”.

No, si no la sienten no se metan, si no le saben bien tampoco se metan, ya que estamos viviendo una coyuntura con una problemática muy compleja, en la que se necesitan políticos que tengan temple para enfrentarse a situaciones críticas como la que estamos pasando y ser realistas sobre los momentos cruciales del estado.

La política es algo muy serio, porque para practicarla hay que tener capacidad para cargar sobre nuestras espaldas las causas, necesidades y expectativas del pueblo y un espíritu de misionero para volver a sembrar en la mente de la gente la confianza en la política y una nueva esperanza en el futuro.

Para hacer política se requiere contar con sólidos anclajes sociales, capacidades para generar procesos de cambio y liderazgo para conducir a un pueblo en situaciones de incertidumbre, además de imaginación, carácter para tomar las decisiones que se necesitan ahora y estar dispuestos a correr riesgos con inciertas recompensas por hacer que las cosas cambien.

Si quieren sobrevivir en la política deben de tomársela en serio, porque cada vez es más frecuente que la gente les recuerde su responsabilidad con protestas, manifestaciones, denuncias públicas y tamboreándoles las puertas de sus oficinas, porque no los escuchan, no les resuelven, no son humildes en su trato, no concilian sus diferencias, no hacen empatía para convencerlos de sus decisiones y no reconocen que tienen una obligación moral y ética con ellos.

Si nos metemos a la política es para luchar por la gente y siempre debemos de estar agradecidos que nos recuerden del porqué estamos aquí, es cierto, al llegar a los cargos públicos asumimos nuevas responsabilidades, pero no debemos de olvidarnos que al pedir su voto asumimos compromisos para servirlos no para servirnos de ellos, y de que estemos conscientes de que tampoco podemos tenerlos engañados y con evasivas todo el tiempo, porque hoy estamos sometidos al escrutinio público y a la participación de los ciudadanos en la vida pública.

También deben de tomarse en serio a los medios de comunicación tradicionales, la prensa digital y las redes sociales, que influyen mucho en nuestras carreras, lo cual también es bueno porque nos obliga a ser transparentes, más profesionales en la política y mejores personas, aunque los hay desvergonzados que no les importa lo que se piense de ellos.

Pese a todas estas exigencias tengo fe en la política y siempre he pensado que es una gran profesión; creo en la idea de ponerse en el lugar de los otros, de hacer de sus luchas nuestras luchas, de tomar sus penurias y sufrimientos como propias, de ser perseverantes cuando se trate de cumplir compromisos políticos y de practicarla con pasión para servir a nuestro pueblo.

Ojalá que quienes hoy aspiran a los cargos públicos se lo tomen en serio, porque la política no es un juego.

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