Opinión
No, no nos equivoquemos Miguel Ángel Valdivia de Dios Estimados paisanos Este año tenemos muchas cosas por hacer, ya que nos encontramos en un punto de inflexión entre un pasado reciente que tuvo tras de sí todo aquello que a nuestro entender era nuestra vida normal y un presente convulso, incierto y desafiante ante la […]
2 de febrero de 2021

No, no nos equivoquemos

Miguel Ángel Valdivia de Dios

Estimados paisanos
Este año tenemos muchas cosas por hacer, ya que nos encontramos en un punto de inflexión entre un pasado reciente que tuvo tras de sí todo aquello que a nuestro entender era nuestra vida normal y un presente convulso, incierto y desafiante ante la pandemia que representa la mayor amenaza para nuestro futuro.

Los países que han logrado contenerla, han salido adelante con liderazgos fuertes, unidad entre todas las fuerzas políticas y sectores sociales, así como aplicando medidas difíciles con un pueblo solidario.

Ahora nosotros la tenemos que encarar en el momento más complejo y decisorio, porque ya estamos en los tiempos electorales en el que tenemos un largo camino que recorrer hasta el 6 de junio, para elegir a los nuevos Diputados Federales y locales, y a los Presidentes municipales.

Lo caminaremos en el peor momento de la pandemia y de la crisis económica, con la carga moral de miles de contagiados y fallecidos, de negocios cerrados y desempleados y en medio del miedo y la frustración.

Es un momento de mucha política, pero que hasta ahora la hemos practicado equivocadamente, porque a veces parece que lo estamos esperando para sacar lo peor de nosotros volcando todos nuestros odios, rencores y resentimientos en la contienda, tratando de hacernos el mayor daño posible.

Lamentablemente la política, la mala política o más bien la politiquería, no nos traído más que conflictos en la lucha por el poder, tratando de aniquilar a los que se nos ponen enfrente, porque los vemos como enemigos y no como adversarios en la polìtica, en la competencia electoral o en el gobierno.

Nosotros deseamos que sea para bien, pero la realidad es que ya es historia vieja los conflictos políticos que hemos arrastrado por muchos años que le han hecho mucho daño al estado, desperdiciando el enorme potencial que tenemos y las bondades que la naturaleza nos brindó para vivir bien y no para estar en las condiciones de atraso en la que nos encontramos hoy, que no merecemos.

Repito, nos hemos hecho mucho daño.
Yo creo que por todas las vicisitudes que estamos pasando tenemos que ponernos en paz entre nosotros empezando por uno mismo, dejando atrás la mezquindad, la descalificación, el ataque visceral, el litigio mediático y la ira que a veces nos ciega y nos lleva a cometer los peores hechos políticos con el mayor poder destructor que seamos capaces de acumular.

No amigos, este no es el momento de descalificarnos y de ofendernos, que solo nos llevarían a alimentar a la polarización en que hemos caído, ahora no, hay mucho dolor y nuestro pueblo solo está esperando un espacio de tranquilidad para secar sus lágrimas y empezar de nuevo.

La contienda electoral nos lleva a un punto en que no podemos equivocarnos. No, no entremos a esta contienda confundidos entre adversarios o enemigos; los adversarios son con los que competiremos para ganar un Ayuntamiento, un Distrito Electoral o gobernar más territorio y hacer mayoría en los Congresos e incluso para contrastar visiones de gobierno o diferencias ideológicas que se resuelven en las urnas.

No, el enemigo no es el gobierno, nuestro enemigo es la falta de madurez en la sociedad política; en los partidos politicos para postular a los más capacitados para hacer política y no a los que responden a la ambición de grupos; en los congresos para emprender las reformas que el estado necesita y no para dar el salto al siguiente cargo; y en las administraciones públicas para poner al servicio del pueblo a los mejores y no a los depredadores del presupuesto público.

Los enemigos, nuestros verdaderos enemigos son el COVID:19, la recesión económica, el desempleo, el atraso, la pobreza, la desigualdad, la inseguridad, la impunidad, la corrupción, la violencia en contra de las mujeres y la falta de oportunidades para nuestros jóvenes.

Sería muy triste que nos equivocáramos entre adversarios y enemigos políticos, eso hablaría muy mal de nosotros, mostraría pobreza política, inmoralidad en la vida pública y la falta de conciencia, que solo nos llevaría a más destrucción.

Lo que necesitamos en estas horas obscuras es practicar una política para situaciones críticas como las que estamos viviendo y que le abone a la unidad, porque hay mucho que hacer para reparar lo que se ha roto entre nosotros y poder emprender juntos el largo camino de la recuperación del estado.

Por eso no nos equivoquemos.

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