Manuel A. Ramón, líder y empresario ejemplar

Ferdusi Bastar Mérito
Manuel Antonio Ramón Ortiz, un compañero telefonista del que aprecio mucho su amistad, trabajaba en nuestra querida Teléfonos de México en el área técnica, y desde entonces he tenido una grata opinión de él, como hombre honesto, creativo, buen esposo y amantísimo padre, fundador de un hogar ejemplar con ciudadanos responsables y útiles a la sociedad.

De entre sus anécdotas como trabajador, recuerdo que en una ocasión, hace más de 50 años, entró a mi oficina mi amigo, de grata memoria, el Arquitecto Carlos Izundegui y me dijo: <>.

Y continuó: <>. Investigué y este buen trabajador era Manuel Antonio Ramón.

Con el apoyo de su esposa, una gran dama, puso una caseta de larga distancia en un cuarto de madera frente al mercado de atasta, en la que también empezó a vender cocteles de mariscos, negocio que prosperó, compró el cuarto, y después a sus vecinos, y finalmente construyó el edificio del próspero restaurante La Lupita.

Como próspero empresario construyó y desarrolló otros tres edificios, con restaurantes que actualmente administran sus hijos, que siguen su ejemplo.

Manuel Antonio, laborioso, deportista y amiguero, se convirtió durante muchos años en líder del sindicato de telefonistas, para el que adquirió un terreno y construyó el edificio, que dejó como herencia a las nuevas generaciones.

Líder honesto, siempre procuró el bienestar y defensa de sus compañeros. Me consta que a algunos sacó de la cárcel por accidentes y otros motivos, y que de su bolsa pagaba multas y muchas veces otorgaba préstamos.

Mi amigo Manuel Antonio tiene quebrantada su salud, y desde aquí hago votos por sus pronta y total recuperación. Sus compañeros, sus trabajadores y sus amigos, queremos seguir viendo el ejemplo del hombre alegre, afectuoso y emprendedor.