Opinión
Villahermosa x La Catedral Miguel Ángel Valdivia de Dios Estimados paisanos Tiene muchísimos años que en Tabasco no sucede nada relevante que impacte o entusiasme a la sociedad o que esta se involucre en un movimiento o proceso de cambio profundo de cualquier naturaleza. Desde la época de Leandro Rovirosa Wade y Enrique González Pedrero […]
11 de octubre de 2022

Villahermosa x La Catedral

Miguel Ángel Valdivia de Dios
Estimados paisanos
Tiene muchísimos años que en Tabasco no sucede nada relevante que impacte o entusiasme a la sociedad o que esta se involucre en un movimiento o proceso de cambio profundo de cualquier naturaleza.

Desde la época de Leandro Rovirosa Wade y Enrique González Pedrero poco o nada ha trascendido, salvo los conflictos políticos o los momentos electorales, muchos menos ha habido eventos que sacudieran conciencias o despertaran un sentido de comunidad o solidaridad -salvo las inundaciones- respecto a alguna iniciativa o proyecto ya sea de gobierno o de la propia sociedad.

No podemos seguir así, como se dice “hay que zamarrear el gajo” para despertar el ánimo social.

Falta algo que inspire a la sociedad, como cuando John F. Kennedy en 1962 se planteó en Estados Unidos el reto de llevar al ser humano a la luna antes de 1970, y todo se alineó en la búsqueda de esa meta, no solo los recursos del gobierno sino también los de la sociedad, no se quedó como un simple ejercicio retórico.

Y lo lograron. Con el Apolo 11 siendo la primera misión tripulada en la historia en llevar a un ser humano a la luna, alunizando el 20 de julio de 1969.

En Tabasco hemos dejado muchas cosas trascendentes “a medias” como el Plan Chontalpa, el Plan Balancán-Tenosique y el Plan Guayacán, programas agroindustriales o el Centro Histórico de la ciudad y muchos más en los que nos quedamos siempre “a medias” por eso en esta ocasión quiero proponerles romper con ese estigma encarando un desafío que no es menor: terminar de construir “La catedral del Señor de Tabasco” que también la dejamos “a medias”.

Terminarla tiene mucho sentido por lo que significa una catedral más allá de los aspectos religiosos.

En el mundo y en México hay hermosas catedrales, cuya belleza a más de uno, creyente o no, pone de rodillas y muchas de ellas se encuentran entre las obras arquitectónicas más destacadas del mundo, pero además representan muchas cosas, en la Edad Media fueron el núcleo de las nuevas ciudades que se estaban formando y eran epicentros de la vida urbana cotidiana; tienen múltiples funciones como centro religioso, intelectual o artístico; se convierten en un símbolo o emblema y marcan de manera muy ostensible la imagen de una ciudad, sientan nuevas normas en arquitectura y suelen ser una expresión de orgullo local.

Por ahora todo está suspendido, pero este es un proyecto que puede inspirar a la sociedad tabasqueña a pensar en grande, a movilizarla con el fin de lograr una meta colectiva trascendental e histórica que puede dejar una huella para siempre de nuestra generación, no es un acto de fe, es un acto de solidaridad para un bien común que nos puede conducir a la unidad como sociedad.

Representaría poner en marcha a un motor económico, si la posicionamos como un “destino turístico religioso”; -hoy contamos con diversas catedrales o santuarios del país que atraen entre uno y más de cinco millones de visitantes al año-, ya que un proyecto de esta envergadura impacta en muchas ramas de la economía, como la de los servicios, el turismo, la hotelera, el transporte, la gastronomía, la artesanal, artística, cultural y comercial, incluso inmobiliaria, que puede generar una gran derrama económica y nuevos empleos.

Contribuiría a la unidad política, porque permea en todos los sectores de la población y en el ámbito de la vida pública y política, ya que entran en el terreno de la condición humana y la fe religiosa, por lo que podría haber una gran solidaridad y unidad para materializar la Catedral que nos merecemos.

Somos una sociedad muy lastimada por la crisis sanitaria y económica y necesitamos renovar la esperanza fijándonos nuevas metas; además de las económicas, también las hay sociales y espirituales, por eso los estoy invitando a pensar en una catedral que contribuya a la modernización de la ciudad, que no solo la embellecería como un gran conjunto arquitectónico religioso que anhele la atemporalidad, sino que le daría categoría como una gran capital.

No se parte de cero, después de que en un principio hubo un proyecto elaborado por el despacho del Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez -que diseñó la Basílica de Guadalupe- que luego fue desechado, se dió paso a un grupo de connotados arquitectos locales que realizaron uno nuevo, para el que se organizaron personas de la sociedad civil a convocatoria de la Diócesis para su gestión; solo tenemos que tomar lo mejor de esa iniciativa y sumar otras voluntades para un nuevo comienzo.

Les estoy proponiendo iniciar un camino que nos puede llevar a que mejore nuestra calidad de vida y nos acerquemos a una unidad superior; a reconstruir y curar el paisaje urbano de Villahermosa que está muy lastimado; a llevar los sueños de una comunidad religiosa a la realidad; a honrar y enriquecer la historia del Señor de Tabasco; y a tener una catedral que rechace a la mediocridad y sea profética del futuro de la ciudad.

Esta marcha puede llevar muchos años, pero si nos involucramos, en el camino nos estaríamos ganando el cielo.

Villahermosa, Tabasco a 11 de octubre de 2022.

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