Opinión
Taj Mahal, el amor eternizado en mármol Ferdusi Bastar Mérito Rumbo Nuevo En 1507 tribus del Asia central, descendientes de los legendarios Gengis Kan y Tamerlán, fueron vencidas por los uzbecos y tras cruzar las montañas, invadieron la India y después de vencer a sus gobernantes, fundaron el poderoso Imperio Mogol que declinó en 1803 […]
11 de octubre de 2021

Taj Mahal, el amor eternizado en mármol

Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo
En 1507 tribus del Asia central, descendientes de los legendarios Gengis Kan y Tamerlán, fueron vencidas por los uzbecos y tras cruzar las montañas, invadieron la India y después de vencer a sus gobernantes, fundaron el poderoso Imperio Mogol que declinó en 1803 al tener que aceptar la protección inglesa, desapareciendo en 1857 cuando se extinguió la dinastía y los ingleses asumieron totalmente el poder.

De la dinastía mogol el Shah Jahan (Rey del Mundo) cuando era niño conoció a Arjumand Banú Begum, que compraba un collar, e impresionado por su belleza, se lo regaló, pero de diamantes. No pudo seguirla viendo , pero cinco años después, en 1612, se casó con ella, convirtiéndola en su favorita, a la que llamaron Mumtaz Mahal, (Primera Dama de la Corona), y gran amor del emperador, al que acompañó en casi todos sus viajes y dio muchos hijos pero murió en su decimocuarto parto, en 1631, a tan solo 19 años de su matrimonio. El Emperador se sumió en una profunda tristeza, ayunó 8 días y durante años no volvió a escuchar música, dedicando su vida a la construcción de un mausoleo a su amada, obra que se llevó a cabo entre 1632 y 1654, y en la que participaron 20,000 obreros y artesanos, creando uno de los edificios más bellos del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y una de las siete maravillas del mundo moderno.

Shah Jahan encaneció prematuramente y cayó enfermo en 1657 e desatándose una guerra entre 4 de sus hijos que ambicionaban el trono, y Aurangzeb finalmente hizo prisionero a su padre, que se negaba a pelear y se coronó Emperador en 1658. Shah Jahan estuvo recluido en el Fuerte Rojo de Agra hasta su muerte en 1666, y dicen las crónicas que permanecía junto a una ventana viendo a lo lejos el mausoleo de su amada, el Taj Mahal, que literalmente quiere decir “la corona de la primera dama”.

Aurangzeb mandó enterrar a su padre junto a su amada, en el Taj Mahal, produciendo la única rotura que presenta el conocido como el más bello monumento del mundo. La más grande muestra de amor que hombre alguno haya hecho a una mujer. Dos cenotafios simulan los sepulcros de la pareja que idealizó el amor romántico, pero sus cuerpos yacen en una bóveda subterránea.

El Taj Mahal, es el resultado de una bella y trágica historia de amor:

“Allí, desde su palacio, en su ventana,
contempla aquella lágrima blanca:
Poesía hecha arte, que la pasión arranca,
Para ti, mi amada esposa, mi alma hermana”
Un monumento al amor eterno, una lágrima en la mejilla del tiempo, el Taj Mahal es el más importante destino turístico de la India, con más de 3 millones de visitantes al año. Para su construcción, se trasladaron toneladas de mármol blanco desde más de 300 kilómetros, cuyas placas trabajaron artesanos con la técnica de “piedra dura”, cincelando filigranas de bajo relieves e incrustaciones de metal y piedras preciosas. Se llevaron diamantes del Golconda, jades y cristales de China, turquezas del Tibet, lapislazuli de Afganistán, zafiros de Ceilán, corales de Arabia, amatistas de Persia, malaquitas de Rusia, cuarzo del Himalaya, perlas y multitud de incrustaciones en un exquisito trabajo artesanal y una monumental obra de arte.

Muchas leyendas han surgido sobre el Taj Mahal. Una de ellas, que no tiene mayor sustento, es que a los artesanos se les cegó y amputaron las manos, para que no pudieran volver a ver ni hacer otra maravilla igual. Una más es que el Lord William Bentinck, Gobernador de la India, en 1830 intentó demoler el mausoleo para vender el mármol. Otras consejas hablan de una serie de robos, hojas de oro que cubrían la cúpula, diamantes y perlas incrustadas en los cenotafios y otros supuestos faltantes sin acreditar su preexistencia. Aún así, el Taj Mahal sigue emocionando a propios y extraños por su impresionante y serena belleza. El más grande monumento al amor eterno, eternizado en el mármol.

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