Saint Moritz, lo exclusivo en suiza

Ferdusi Bastar Mérito
Suiza es un pequeño país de la Europa central con apenas 41,000 kilómetros cuadrados, un poco más que Tabasco, 8 millones de habitantes, pero por su PPC de 83,000 USD es el cuarto país más rico del mundo.

Vive en gran medida del turismo de alta montaña, y es famoso por sus relojes, chocolates, navajas, bancos, ferrocarriles y quesos.
Toda la papelería oficial está impresa en sus cuatro idiomas oficiales, el alemán con un 54% de participación, el francés con un 32%, el italiano con un 15% y el romanche o latín antiguo con un 1%.

Pues en la zona de los grisones, donde hablan el romanche, está St.Moritz, (en alemán Sankt Moritz, en francés Saint Moritz, en romanche San Murezzan y en italiano San Mauricio), una encantadora villa que recibe lo más exclusivo del turismo europeo, con un mundo de toures de montaña, con un hermoso lago y multitud de deportes de invierno.

La zona está plagada de numerosos lagos alpinos y rodeada materialmente de picos nevados y campos para esquiar, el Corbatsch, ferrocarriles de cremallera, entre los que destaca el que va a Tirano, en Italia.

Pues allí pasamos días inolvidables, en trenes de montaña, cabinas a picos y en la propia St.Moritz con parques de hielo para patinar, en que tuve la alegría de ver a mi pequeño hijo patinando por primera vez, pero con gran destreza y equilibrio, ante muchachos visiblemente europeos que se caían constantemente.

De St. Moritz sale un tren de cremallera el Glacier Express que va a Zermat, y al norte está Davos, donde cada año hay una cumbre económica. En Davos subimos a uno de sus picos en cabina, pero bajamos a pie por senderos de montaña, para vivir esa experiencia, y llegamos verdaderamente extenuados. Adelante de Davos está la bajada de Kloster, con paisajes verdaderamente impactantes.

Otra curiosidades de este pequeño país, dentro del cual hay muchos otros países, son los enclaves que exixten dentro de su territorio y citamos a Campione, allí estuvimos, un enclave italiano en el sur, y a Busingen de Alemania en el norte.

Indudablemente vale la pena recorrer esta pequeña nación que es un verdadero mosaico. No tiene una mata de cacao, pero produce el más famoso chocolate del mundo, con muy pequeños pastos, pero de allí es la Nestlé y quesos muy afamados como el Gruyéres y el Emmental.

Huellas del camino que comparto con mis amigos y que al final de la jornada es lo único que nos llevamos.