ONU: Hambre matará a 128 mil niños en primer año de pandemia de coronavirus
El coronavirus y las restricciones que generó están llevando al límite a comunidades que ya pasaban hambre y provocarán la muerte de unos 10,000 niños más al mes debido a que las granjas han quedado aisladas de los mercados y los poblados dejaron de recibir ayuda alimentaria y médica, advirtió la ONU. Más de 550,000 […]
28 de julio de 2020

El coronavirus y las restricciones que generó están llevando al límite a comunidades que ya pasaban hambre y provocarán la muerte de unos 10,000 niños más al mes debido a que las granjas han quedado aisladas de los mercados y los poblados dejaron de recibir ayuda alimentaria y médica, advirtió la ONU.
Más de 550,000 niños están siendo afectados cada mes por lo que se conoce como marasmo, un estado de desnutrición que se manifiesta con la hinchazón del vientre y la extrema delgadez de las extremidades.
En el período de un año, ello representa un incremento de hasta 6.7 millones con respecto al total de 47 millones del año pasado. El marasmo y el retraso en el crecimiento pueden dañar de forma permanente a los niños física y mentalmente.
“Los efectos de la crisis del COVID en la seguridad alimentaria van a verse reflejados muchos años después”, dijo el doctor Francesco Branca, director de nutrición de la Organización Mundial de la Salud. “Va a haber un efecto a nivel sociedad”.
Más que nunca, las familias pobres de Latinoamérica, el sur de Asia y el África subsahariana están ante un futuro sin alimentos suficientes.
En abril, David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos, advirtió que la economía afectada por el coronavirus provocaría hambrunas globales “de proporciones bíblicas” este año.
Existen distintas etapas de lo que se conoce como inseguridad alimentaria: se declara oficialmente la hambruna cuando, junto con otras mediciones, el 30% de la población sufre marasmo.
El Programa Mundial de Alimentos estimó en febrero que un venezolano de cada tres ya estaba pasando hambre, ya que los salarios perdieron casi todo su valor debido a la inflación y obligó a millones de personas a emigrar. Y entonces llegó el virus.
En estos días, muchos pacientes nuevos son hijos de migrantes que realizan largos viajes de regreso a Venezuela desde Perú, Ecuador o Colombia, donde sus familias se quedaron sin trabajo y no pudieron comprar alimentos durante la pandemia.
Otros son hijos de migrantes que aún están en el extranjero y que no han podido mandar dinero para obtener más alimentos.
“Todos los días se recibe un niño desnutrido”, dijo el doctor Francisco Nieto, que trabaja en un hospital en el estado fronterizo de Táchira. “Parecen niños que no habíamos visto en Venezuela hacía mucho tiempo”, aludiendo a los niños que se ven durante las hambrunas en partes de África.

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