Laureano Brizuela no olvida. Hace nueve mil 832 días su vida dio un vuelco, luego de que la Secretaría de Hacienda lo acusó por el supuesto delito de defraudación fiscal y la Procuraduría General de la República lo detuvo al interior de un avión que aterrizaba en la Ciudad de México procedente de Miami.

Ciudad de México
Agencias
“Me hicieron responsable de un dinero que no le debía a México… Nunca me presentaron pruebas y me metieron en la cárcel”, dijo “El Ángel del Rock”.
Culpa al Estado mexicano de arrebatarle un cuarto de su vida, debido a que después de su liberación, los empresarios del espectáculo temieron que su sola presencia en un palenque atrajera una estampida de auditorías.

La CIDH tomó su caso
Tras 15 años de litigio ante las instancias mexicanas, incluida la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Brizuela reclamó la intervención de la justicia internacional y, en septiembre de 2006, presentó su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y casi cuatro años después, le dio entrada…
El organismo consideró que el cantautor nunca debió poner un pie en la prisión, lo que dañó su reputación considerablemente y su carrera padeció un vuelco trágico.
“La primera instancia está ganada. Hay 7 violaciones comprobadas de manera absoluta la sentencia de la Suprema Corte por considerarse ridícula. No hay ciencia en la sentencia”.
Pese a que la CIDH instó a las partes a negociar un acuerdo, no se alcanzó ninguno.
Laureano no dice cuánto dinero reclama, pero podría alcanzar los miles de millones de pesos si se considera el monto e intereses generados por los mil 300 millones de pesos que, afirma, debió pagar injustamente en 1989, a lo que se suma la pérdida de contratos para la realización de discos, daños a su figura publicitaria, más otros varios conceptos por daño moral.