Heberto Taracena Ruiz
Cuando te mires
de cuerpo y alma, entero,
sin rehuir la verdad,
empezarás a conocerte
y saber
con quién y quiénes
estás alternando.
-Es que así soy-
no es suficiente.
Entiende cómo eres
tomando notas
de ahí para adelante.
Nada a la fuerza:
ni comer ni dormir,
si al tiempo convinimos
en llevar esta vida
por senderos grabados.
No a la inmovilidad,
pero cuidando en grande
los límites normales
de la movilidad.
Cada quien a su arbitrio
toma
o deja decisiones.
El único pendiente
es no dejar retardos:
¡alertas día y noche!;
apartando un lugar
para el trabajo
y otro, nivelado,
al descanso.
La vida es una escuela
de que somos alumnos
entre buenas o malas
calificaciones.
No basta sólo
con la puntuación
en el sentido
que nos plazca.
¡Vivimos tan hartados
de diplomas!
Son las evidencias
quienes más y mejor
nos proyectan no al rumbo
sino a las metas
que aspiren a ganar
nuestros anhelos.
Cuando te mires,
de verdad,
empezarás a conocerte.
Cunduacán, Tab., a 12 de julio de 2020