Heberto Taracena Ruiz
La vida es un empate
generacional.
¿Qué recibimos?
¿Qué entregamos?
Dobles preguntas
a múltiples opciones.
Limitan las rutinas,
es cierto,
y de repente
trompicamos
los pasos por andar.
Las rutinas se visten
de temores,
ora de impulsos
o de quietudes pétreas.
Poco que contribuya
a comprender
el arte de existir;
pues vivir es un arte
en que la reglas
hacen las veces
de plataforma;
a condición de izarlas,
llegado el caso,
sin vacilaciones,
en contextos y entorno
que suelen prevenir.
A base del caudal
que recibimos
desde el embarazo
y que ha de confirmarse
con los años
a la medida
de lo que aportamos
a cuenta propia,
vale incidir
en el recordatorio:
-Vive, pues, el momento,
sin arrebatos.
El momento es la vida
a plenitud.
Es tu día,
tu noche.
Quita las sombras
de tus cavernas:
proyéctate…
No haya prejuicios
que reduzcan
tu sensibilidad
y decidan por ti…
La vida es un empate
generacional,
en que se nace
recibiendo,
para extenderse, tanto,
como abarcando a tope
la existencia…
Cunduacán, Tab., a 26 de abril de 2022