Minipoemario Lunar: VIERNES
Heberto Taracena Ruiz Otro viernes, Dios mío, más de siete y el cáliz no se aparta… Escenas dramáticas no deben restar méritos a quienes se desvelan tributando manos y corazón. Cuesta entender tales escenas y es muy natural que induzcan a sentimientos airados. Cuando el Covid 19 se empaja rebasa esfuerzos mayores. Tiene que haber […]
17 de julio de 2020

Heberto Taracena Ruiz
Otro viernes, Dios mío,
más de siete
y el cáliz no se aparta…

Escenas dramáticas
no deben restar méritos
a quienes se desvelan
tributando manos
y corazón.

Cuesta entender
tales escenas
y es muy natural
que induzcan
a sentimientos airados.

Cuando el Covid 19
se empaja
rebasa
esfuerzos mayores.

Tiene que haber
momentos
de disconformidad.
Considerarlos
no es mucho pedir.
Si bien
tal consideración
de ambos lados
sería
la mejor manera
de conducir
a decisiones
puntuales.

No es poco
cuando en forma
directa o indirecta
la pandemia
hinca sus fauces
en carne propia.
Ella es
hartamente agresiva
en determinadas
manifestaciones:
cuando sus tentáculos,
numerosos,
ahogan en vida
hasta al más forzudo.

Percibirla a tiempo
gravita
en la valoración
que cada uno
haga de sí mismo.
Está demostrado:
con aptas providencias
el organismo
colabora pujante
y la asistencia social
obtiene y brinda
mejores resultados.

Otro viernes, Dios mío,
más de siete
y el cáliz no se aparta;
lo que no resta méritos
a quienes dan su vida
por otras vidas.

Cunduacán, Tab.,a ll de julio de 2020

Compartir: