Heberto Taracena Ruiz
Troneras del pasado,
sin prejuicios,
resuenan en presente;
ya quisiéramos
que fuese su estentóreo
agonizante.
Uno de los vacíos ocurrentes
en las instituciones de gobierno,
ES LA RAPIÑA.
Enumerar vacíos
es repetitivo:
verdad de pero grullo,
aquí, allá, antes,
ahora…
Cuando transgreden todos
resulta, en el barullo,
nadie ser responsable.
Contemplar a distancia
el evento
y no hacer lo recíproco
en el acto,
obedece a órdenes
superiores.
Entender tales órdenes,
de ordinario,
frente a frente,
se torna en frustraciones
¿entre quiénes?
Lo infraganti ha sido
embalsamado
a ciencia y pretexto
de cumplir protocolos
a favor de presuntos
delincuentes;
pero en contra,
sin asomo de dudas,
de terceras personas.
¿Qué placer sentirán
quienes propician daños
a diestro y siniestro:
padres, hijos,
vecinos,
en su jugo, al garete,
en LA RAPIÑA?
¿Qué la empresa o persona
ofendidas
a una cuarta
de autoridades?
¿Qué
de agentes policiales,
expectantes
y recibiendo piñas
y patadas…?
¿Qué de la audiencia
al escuchar cada minuto
magnificar el hecho
para luego comprar
telenovelas…?
Cunduacán, Tab., a 26 de septiembre de 2020