Heberto Taracena Ruiz
El hombre con alas
no nace,
pero las hace
engarzadas
sobre perfiles
de imaginación.
No hay una migaja
de segundo
que el ser humano
no esté imaginando:
la forma,
el fondo
de cuanto ventea
y capta
a su contorno.
El hombre es aguijado
por tanta fortuna,
que para definirla
aguarda de asertiva
decisión.
Nada a la ligera.
Nada a como salga.
Ser como la gota
latina, paciente,
que al paso de siglos
horada la piedra,
cayendo, cayendo…
Así es como puede
crear sus propias alas
el ser humano
tocando piso…
Y aprende a qué punto
podría elevarse,
sorteando riesgos
originarios
de todo quehacer.
No nace con alas
pero hace plumajes,
uno a uno
con tal armonía
y perseverancia
cuanto lo permita
la imaginación.
Por eso en momentos
de crisis,
el hombre resurge
de cara a respuestas
que al fin y al cabo
lo encuentran
y encuentra.
Cunduacán, Tab., a 25 de abril de 2020