Minipoemario Lunar: SER HUMANO, ABANICO…
HEBERTO TARACENA RUIZ A MIS HIJOS: HEBERTO, MARILOLI, ADRIEL, FABIAN Y GREGORIO, TARACENA BLE. CUNDUACANENSES. Entre nacer y morir no hay distancia preconcebida. Añeja afirmación, como la vida, como la muerte. Ésta, depositaria de la última palabra. Aquélla, expectativa… Caminamos, en tanto, por variados espacios: niñez, adolescencia, juventud, pre vejez y lo que siga, avisan, […]
16 de agosto de 2021

HEBERTO TARACENA RUIZ
A MIS HIJOS: HEBERTO, MARILOLI,
ADRIEL, FABIAN Y GREGORIO,
TARACENA BLE. CUNDUACANENSES.

Entre nacer y morir
no hay distancia
preconcebida.
Añeja afirmación,
como la vida,
como la muerte.
Ésta, depositaria
de la última palabra.
Aquélla, expectativa…

Caminamos, en tanto,
por variados espacios:
niñez, adolescencia,
juventud, pre vejez
y lo que siga,
avisan, oportunas,
en su propio lenguaje
que, al conjuntarse,
da cuenta del lugar
y la postura
que hubimos asumido,
de momento a momento.

La vida enseña,
siempre que la contemos.
La muerte es un misterio
en que antes o después
conducen a la misma
incertidumbre.
¿Sería? ¿Será?

El ser humano
es abanico
de posibilidades,
junto a títulos
y posgrados
que hoy día proliferan
de noche a la mañana.

Pero en ese abanico
podemos empatar,
probando a gusto
diversas opciones,
conscientes…
Opciones que, es probable,
bien situadas,
confirmen que no sólo
una carrera
profesional,
por sí sola
y con honores,
puede garantizar
anhelos
incubados.

Tanto es así, que nadie
habrá de preguntar
por calificaciones
sino, más bien,
de habilidades.
Ah, la vida, abanico
de posibilidades.
Cunduacán, Tab.,a 9 de agosto de 2021.

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