Heberto Taracena Ruiz
La conducta social
no sólo reafirma
al conglomerado;
también la constituye
adicional residuo
de personal talante.
Así no todos
llegamos a ser todos
aunque el fuego chamusque
los talones.
Reflexionemos
que en acontecimientos
normales
el equilibrio
puede conservarse.
A ese nivel asisten
y reclaman
por equis o por ye,
formas antisociales.
Sería utópico
que la excepción
en diferentes caracteres
del ente individual
no hiciera de lo suyo.
La mayoría absorbe,
así las cosas,
actitudes contrarias
de inadaptados;
cuyo destino
no siempre es la cárcel
y que al mezclarse
con la multitud,
aún lastimándola,
forman pieza con ella.
Cada día,
una parte mayor
y una parte menor
conviven;
haciendo la primera
el rol de receptora
de males excesivos.
Hasta ese punto el daño
se asimila
pues porque a toda regla
asalta la excepción
corroborante.
Ahora que la pandemia
no exceptúa,
insiste el menor número
en dañar a sus anchas
sin importar a cuántos.
Son residuos sociales:
la menor expresión
en su mortal jugada.
Cunduacán, Tab., a 25 de abril de 2020