Heberto Taracena Ruiz

Retomar los caminos
para entender
lo que es vivir en el lugar
que nos corresponde,
a condición
de que programas y dineros
tengan justos empleos,
no es panacea
que finalice,
en estos momentos,
las desavenencias
entre hombre-agua.
Pero es de plano
reconocimiento
de que la inobservancia
ha sido ajena
del podrido líquido;
a falta de proyectos
viables
de materializarse
paulatina
pero honestamente.

Con anuncios
espectaculares
no se desfogan aguas.

Ni modo.
Palabras y dineros
no han ido de la mano
al rescate de espacios
que no nos pertenecen.

Si lo que se hizo
de mal en peor
fue una repetición
que ha prescrito
en pro de irresponsables,
tiempo es de sentar bases
de otro calado.

Palmo a palmo, Tabasco
tiene que revisarse
de municipio en municipio;
para que gota a gota
regresemos al agua
lo que es de ella
y que se le ha robado
impunemente.

De ahora en adelante,
a ejecutar promesas
sostenidas
por diáfana verdad;
invitando a personas
que conocen el tema,
a fuertes discusiones,
bien habladas.

Cunduacán, Tab., a 14 de noviembre de 2020