Heberto Taracena Ruiz
Habitantes de La Olla
de la Chontalpa,
han sido los primeros
en resentir
secuelas por lluvias
naturales,
y presas al garete;
si bien no faltan voces
que año con año
han respondido
a quienes solicitan
cooperación:
-Pero si ya sabían
que esto viene ocurriendo
en plena seca,
¿cómo es que no tomaron,
para empezar,
algunas providencias?
Esto sin eludir
el socorro oportuno
de gobiernos.
Pero, no: aquellos tiempos
en que los campesinos
encuadraban sus cuerdas
de leña;
aquellos tiempos
en que adultos mayores
actuaban como tales,
pasaron a mejores
calificativos
como adultos menores,
-oh paridad de género-,
reclamando que llueve
¿a Dios? ¡qué va!
a gobernantes,
a cobro de: “Para eso
elegimos
cuando casa por casa
empeñaron el voto…”
De suerte que no sólo
las presas,
desreguladas,
sino los aguaceros
ensartan el anzuelo
en mangas de camisa,
en shorts, chanclas,
bermudas
y amenazas cumplidas:
cerrando carreteras
si el censo no responde
a entrega de dinero
contante y sonante.
Cunduacán, Tab., a 18 de octubre de 2020