Heberto Taracena Ruiz
Creer en lo humano
viene de religión
fundacional y prolongada.
De ahí venimos.
Para allá vamos
con altibajos entendibles,
por veces aturdidos.
Reto a que nos atrape
a cada soplo,
el libre albedrio
de que somos custodios,
exclusivos.
Ello no obsta para
inadvertir…
Hay personas
cuya existencia
gira en torno de actuar,
astutamente;
jalando las segundas
intenciones
en la palanca
de primera.
Contados pero vaya
pretenden apropiarse
del superior espacio
en que participan.
No por ser menos
cuentan menos.
Molino y remolino,
mudan urbanidades
sin tache de una coma.
Gesticulan
buscando dominar
a su provecho.
Se hacen notar
a cara de atrevidos.
Confunden y confunden
cual si una mayoría
cupiera en ralas prendas.
Repletos de vacíos,
amagan, gesticulan,
estrenan alharacas
y movimientos
calculados…
Y en lugar de buscarse
escudriñan a quienes
quieren manipular.
Aun siendo escasos
zamarrean,
aparentando amor,
amistad,
solidaridad,
de cuyas ropas adolecen.
Cunduacán, Tab., a 12 de noviembre de 2022