Minipoemario Lunar: PUEDES DARTE
Heberto Taracena Ruiz Cuando las manos palpitan de corazón, el corazón irriga tus dedos. No tienes qué pensar en monumentos colosales, sino en juntar emociones contrastadas, a veces, por curtidas rutinas; y enderezar la nave a tus capacidades. Nada de compararte cuando naciste único: si aditamentos de herencia y crianza y libre albedrio, pueden hacer […]
20 de mayo de 2020

Heberto Taracena Ruiz

Cuando las manos
palpitan
de corazón,
el corazón irriga tus dedos.

No tienes qué pensar
en monumentos
colosales,
sino en juntar
emociones
contrastadas,
a veces,
por curtidas rutinas;
y enderezar la nave
a tus capacidades.

Nada de compararte
cuando naciste único:
si aditamentos
de herencia
y crianza
y libre albedrio,
pueden hacer el triple
sostén de voluntad.

El ser único
te hace semejante
a cada uno
de tus prójimos.

Tal unidad empata,
en buena parte,
sentimientos de otros.

Y ahí está no el secreto
ni el descubrimiento.
Estarás tú
con las manos abiertas
de las que nazcan
frutos,
uno por dos,
como panes y vinos
humanos.

Siempre es el tiempo.
Pero este tiempo es único.
Y si antes
pasaste por alto
desprenderte:
hoy puedes con tus manos
multiplicar arrimos
a nuevos corazones.

Cunduacán, Tab., a 22 de abril de 2020

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