Heberto Taracena Ruiz
Cuando la poesía
pueda definirse,
estará reducida
a párrafos etéreos
mecidos en hamacas
de la nada:
con principios y fines
de que ella no es dadora.
Su presencia
ondea en todas partes:
seres vivos y rocas
la fermentan.
Capturarla va más
allá de una hilada,
sobre otras;
o de furores
que pudieran tenderse
y levantarse.
Si bien los versos
pueden socorrerla,
éstos no la aprisionan
cual si arriara bandera
a breviario de rimas.
Si la mujer es
inspiración
-bajo palabra
de honor, de Víctor Hugo-,
la mujer es Poesía
en uno de sus tantos
dobladillos;
mas quedaría corta
en sus ofrecimientos,
tan copiosos,
donde el poeta siente,
describe,
toca o no toca fondo,
llevado de transportes
algunos meritorios
de sublimarse.
En su captura bullen
las ideas,
dentro del universo
inmensurable.
Podrá la poesía dibujarse
en una sola línea,
en dos o más,
sin límites,
con independencia
de su igualdad silábica.
Podrá…,
y ese es el reto
del poeta
y la poetisa…
La última parada
es el encuentro
con el lector,
dijo Jorge Luis Borges.
Cunduacán, Tab., a 19 de septiembre de 2021