Minipoemario Lunar: PAPÁ
Heberto Taracena Ruiz Tampoco he de llegar al camposanto para concelebrarte, papá, al lado de mi madre. Ya bien sabrás por qué, niño-señor de la imaginación. Tenías cinco años -contabas- cuando tu madre, mi abuela, en 1918 falleció del Trancazo. Mi abuelo -decías- quedó abatido entre cuatro pequeños, la mayor de diez años. La casa […]
22 de junio de 2020

Heberto Taracena Ruiz

Tampoco he de llegar
al camposanto
para concelebrarte,
papá,
al lado de mi madre.
Ya bien sabrás por qué,
niño-señor de la imaginación.

Tenías cinco años
-contabas-
cuando tu madre,
mi abuela,
en 1918
falleció del Trancazo.

Mi abuelo
-decías-
quedó abatido
entre cuatro pequeños,
la mayor de diez años.

La casa fue como una
vivienda de sepulcro
humedecido.

El sufrimiento
les hizo indisolubles,
en tanto que el abuelo
ofició de platero
y los buenos vecinos
les daban asistencia.

De ese pasado
jamás nos platicaste
con amargura.

Antes al contrario,
te diste a recordar
por tus habilidades:
cuentos,
trompos a mano,
papagallos,
canicas de barro,
aviones de papel,
nacían de tus manos
con tal pericia
que recreándote en ellos
nos recreabas.

Amor de tu existencia
fue mi madre.
Tu, sin ella,
no viviste completo.
Quizás por eso
empezaste a morir
cuando su muerte
tempranera.
No admitiste, papá,
-aún con la venia
de tus hijos-,
a otra pareja,
y cuatro años después
la acompañaste
como hasta hoy:
los mismos huesos,
la misma ánfora,
en el panteón del pueblo.

Cunduacán, Tab., a 22 de junio de 2020

Compartir: