Heberto Taracena Ruiz
Quedar bien con todos
no ha podido darse
en la historia
de la humanidad.
-Si no sales
porque no sales
y si sales
porque sales-.
Las causas son
tan entendibles
como sufribles.
Más cuando refriegan
las úlceras
de la corrupción.
Pensar de que ésta
medre en todos lados,
es tosca falacia.
No menos
que si se dijera
que la honestidad
cuelga en el ramaje
de todos los árboles.
De eso
a pensar
que no existen,
es un lugar común
que conviene
a corruptos
y deshonestos.
Sí,
porque hay
personas
que hacen del fango
su alimento
y de la honestidad
una piedra
calzada a buen número.
Que el funcionario
gane bien
y viva bien,
¡es honesto!
Que aparente en la nómina
una bicoca
y por otras partidas
lo inimaginable,
¡es corrupción!
En la vida pública
no hay privados secretos.
Ningún descubrimiento
a la vista.
Es el tiempo
maestro,
que se encarga
de calificar
al servidor público
en un sentido
u otro.
Otras formas son
y serán palabras
que nadie se traga
por muy resacadas
que se muelan.
(1) Al Presidente de la República, a quien no conozco (en persona).
Cunduacán, Tab., a 2 de julio de 2020