Minipoemario Lunar: NACIMIENTO DEL VOTO
Heberto Taracena Ruiz Entre las ocho horas y seis de la tarde, nace el voto -raíz de la democracia-; si bien o mal algunos aborten, anulados… Su natalicio deviene en cópula directa, indiferente: -la mujer no es depósito único de ese parto-. Hombre y mujer, al concretarlo por señal de la cruz, al par que […]
7 de junio de 2021

Heberto Taracena Ruiz

Entre las ocho horas
y seis de la tarde,
nace el voto
-raíz de la democracia-;
si bien o mal algunos
aborten, anulados…
Su natalicio
deviene en cópula
directa, indiferente:
-la mujer no es depósito
único de ese parto-.

Hombre y mujer,
al concretarlo
por señal de la cruz,
al par que le dan vida
se la quitan,
según la certidumbre
o incertidumbre
sobre el rallado…

Antes, en la boletas,
el voto aún no vive:
espera, espera, espera
quizás nueve fracciones
parturientas
para su alumbramiento.

Es, el voto, secreto,
y goza de atributos
numerosos
de protección legal;
pero nace en el día
riguroso;
no en la noche:
en la luz,
no en la sombra.

Ayer fue seis de junio,
domingo del Señor,
año dos mil veintiuno,
y el voto
con todo y la pandemia
y cubrebocas,
pudo redescubrirse
inconfundible.
Presiones de toda índole,
íntimas, personales,
osarían acaso
tratarlo de asfixiar
de uno en uno,
-que no hay votos gemelos-;
pues ese instante
previo a su nacimiento
es del todo emotivo,
misterioso y complejo.

El voto ocurre, nace
en cosa de segundos,
ajeno a manoseos
y ocurrencias…

Cunduacán, Tab., a 6 de junio de 2021.

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