Heberto Taracena Ruiz
Los instantes son átomos
de que estamos compuestos
en pequeñas partículas
de la naturaleza.

Nacer,
un accidente
por más que lo propicie
con amor la pareja
desde la concepción:
de tan grande el misterio
que empieza en el conteo
de nueve meses
y no culmina
con el alumbramiento;
antes bien continua
hasta cerrar los ojos.

El accidente no
entraña
a menudo
ningún rechazo.
Sobre todo,
no deja de serlo,
si tomamos en cuenta
que ninguna pareja
deposita
con cargue de recibo
o correo certificado.
Nacemos porque sí
y, en buena hora,
punto y seguido…

La vida es un abrir
y cerrar:
si nos posesionamos
en sus ciclos
no solamente
contarán los años:
también las experiencias.
De ese binomio
devienen
realizaciones
para consolidarse
con el libre albedrío.

La vida no es juego
por quitar y poner
a ver qué sale.

El albedrio,
oportunidad
de fraguar valores
y al final decidir
basado en argumentos
que apuntalen
más y mejor
atinar
por cada decisión.

Cunduacán, Tab.,a 4 de julio de 2020