Heberto Taracena Ruiz
Abres y cierras,
el cortinaje de tu cuerpo.
Me gustas cuando quedas
expuesta a la intemperie,
señora del espacio
y la fecundación;
o cuando el hermetismo
te guarece
con licencias apenas perceptibles
que sabes extender.
Haces las veces, una,
de mi casa,
y te conozco
cual José a María,
con la tranquilidad
que pudo concebir
el evangelio.
Hallarte fue cantar
a un tiempo lo buscado,
por fin,
al logro fabuloso
de la revelación.
Antes
el cuerpo divagaba
en busca de acomodo,
entre vueltas y vueltas,
ansioso de llegar
a final de los sueños
perturbados…
Hoy, estar festejando
el gran hallazgo
es justo y suficiente,
para abrir las cortinas
de tu cuerpo
o cerrarlas.
Que estando adentro tú
el amor se protege…
sin perder, para nada,
sus contornos y encantos.
Cunduacán, Tab. a 24 de marzo de 2022