Minipoemario Lunar: EVOCACIONES
Heberto Taracena Ruiz El orden de evocaciones no altera fibras de sentimientos. Que ellas persistan sin menester de engarzar apuntes minuciosos, ¡bien venidas! Evocar cautiva emociones ligadas a puntos saborizantes: ¡incienso de gustos…! Cuando sonaba la Fiesta del Pueblo por voz de campanas y cohetes madrugadores, aquello fue grande incluso entre niños: finales de abril […]
5 de mayo de 2020

Heberto Taracena Ruiz

El orden
de evocaciones
no altera fibras
de sentimientos.
Que ellas persistan
sin menester
de engarzar
apuntes
minuciosos,
¡bien venidas!

Evocar cautiva
emociones
ligadas a puntos
saborizantes:
¡incienso de gustos…!

Cuando sonaba
la Fiesta del Pueblo
por voz de campanas
y cohetes
madrugadores,
aquello fue grande
incluso entre niños:
finales de abril
y tres días de mayo.

Eran de verse
a familias enteras
estrenando ropas:
Doña Gloria Gutiérrez,
vestidos;
Don Armando Izquierdo,
pantalones.
La misma Chicharra
morena, de mayo
-alas palpitantes-,
bebía sonidos
primaverales
en vasos de árboles
sombras del cacao.

Ver la llegada
de juegos mecánicos:
los caballitos,
rueda de la fortuna,
el remolino,
silla voladora…
Y de puesteros artesanales:
jaleas, conservas,
trompos,
carros de madera,
trépate mico…
¡Bien que repicaba
la Fiesta del Pueblo!

Este año no hubo
procesión
multitudinaria
por la pandemia.
Empero, la Virgen
De Natividad
recorrió las calles,
en siembra de surcos
esperanzadores.

Creyentes,
al pie de las casas,
batieron adornos
espirituales.

Cunduacán, Tab. 2 de mayo de 2020

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