Minipoemario lunar: EVA Y ADÁN
Heberto Taracena Ruiz Eva cubierta con las mejores palmas del sastre universal. Nada cortos ni largos, puntuales, trajes de inteligencia: cumpliendo la palabra de su composición. Los árboles frutales ofertaban múltiples tentaciones entre embaucamientos y distractores. Incluso la manzana ruborizaba sus mejillas de grana enternecida. Sola, Eva, vivía en el Edén entre animales y floresta […]
16 de mayo de 2022

Heberto Taracena Ruiz

Eva cubierta
con las mejores palmas
del sastre universal.

Nada cortos ni largos,
puntuales,
trajes de inteligencia:
cumpliendo la palabra
de su composición.

Los árboles frutales
ofertaban
múltiples tentaciones
entre embaucamientos
y distractores.

Incluso la manzana
ruborizaba sus mejillas
de grana enternecida.

Sola, Eva, vivía
en el Edén
entre animales y floresta
que suculentas bocas
compartían.

Sus emociones
no salían de sí
como suele ocurrir
entre seres creados.

Tal pareciera que la soledad
pudiera consagrarle
compañía trazada
sobre medida.

El contexto se hizo
para entonarse
lo más aderezado
al paraíso.

Las diferencias fueron
convergencias
de origen como
si previnieran
el circular diferencial
del mundo.

Adán, acomedido
-que las damas primero-,
vestía sin ropaje,
para que su ventura
hiciera consonancia
con el ser de su ser…

Y la costilla, pronto,
sin serpiente por medio,
dio pruebas y señales
de uno cuerpo y alma.

Desde entonces,
ha tiempo…
Eva y Adán,
rozan la misma cópula
por eras parturientas…

Cunduacán, Tab., a 8 de mayo de 2022

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