Heberto Taracena Ruiz
Has de volver, diciembre,
a la memoria,
pero el equipaje
pujará más cargado
que tus homónimos.
Se te recordará
entre muecas
contradictorias,
donde las aflicciones
y contentos
parecerán reñir
por mirar quién ocupa
mayor lugar
en vetustos estantes.
Tal como se te vive
no se daba otros años,
diciembre:
Ahora, “ríes con llanto”
y lloras a la vez
“con carcajadas:”
¡Garrick resucitado!
Tu cargamento,
diciembre,
contiene pasos
de dificultades
e incertidumbres.
No resultó común
que murieran amigos
y familiares,
cuando la misma muerte
estuvo acompañada
por soledad
y zozobra.
La misma muerte
pero escenarios
de vacíos
concurrentes.
Para nadie es secreto
que la población
se renueva
entre aquellos que nacen
y otros
que dejan de existir;
apegados
a un ciclo natural
que, pese a todo,
cabe en el fondo
del convencimiento
de así tiene qué ser;
y que la muerte duele
cualesquiera sean
sus circunstancias.
Por ello respondemos,
normalmente,
no ahora,
a su convocatoria,
distante,
sin tarjeta especial.
Has de volver, diciembre…
Cunduacán, Tab., a 22 de diciembre de 2020