Heberto Taracena Ruiz

Diciembre, concepción,
posadas, nacimiento,
está integrado,
de mil formas,
a vidas y costumbres,
más allá de maneras
de ser,
algunas caprichosas.
Su poder nos comprende
aunque nosotros
no lo comprendamos.
MINIPOEMARIO LUNAR
DICIEMBRE 2020 I
HEBERTO TARACENA RUIZ

Diciembre, el esperado
mesías, aparece
como un alumbramiento
de milenarias luces.
Son octubre y noviembre
sus profetas
de anunciación
más próximos;
si bien los meses
que le preceden
pasan fugaces
para concelebrar
su advenimiento.

Diciembre es infancia,
adolescencia,
juventud
y edad madura.
Conjugación de meses
y de años.

En la niñez
tiende la fantasía
espacios infinitos
que recorren la vida
de ida y vuelta.

La adolescencia
es despertar
de emociones dispersas
que reclaman saltar
de sus linderos.

La juventud con el amor
empatan,
hasta en las divergencias,
los desvelos.

Edad madura,
el gran ropero
de recordaciones.

Diciembre
late en el corazón
del ser humano
incesante;
dejando al margen
tantas influencias
que hoy día lo pregonan,
tiene lo suyo
que nos comparte:
cúmulo de repasos
que, ordenados,
responden a la forma
en que hemos contemplado
la existencia.
Recuerdos diferentes
a épocas anuales,
de una profundidad
en que nos hunden
solitarios resuellos.

Ah, diciembre, diciembre,
cómo vivirte
y retenerte
en grado sumo;
para atinar sentido
en los años pasados,
con sus pros
y sus contras.
Cunduacán, Tab., a 3 de septiembre de 2020