Minipoemario lunar: DIÁLOGO
Heberto Taracena Ruiz PARA ANACLETO TARACENA RUIZ Hermano: Entre junio y noviembre del año siguiente, nos encontramos en el mismo hogar. La infancia fue de juegos manuales, compartidos: con imaginación de hilera blanca y hoja seca de almendro, alzamos cucharones. Los pantalones cortos fueron característicos de la común infancia. Largos recuerdos nos entretejieron. Jugando jugando […]
6 de agosto de 2020

Heberto Taracena Ruiz
PARA
ANACLETO TARACENA RUIZ
Hermano:
Entre junio y noviembre
del año siguiente,
nos encontramos
en el mismo hogar.

La infancia fue de juegos
manuales, compartidos:
con imaginación
de hilera blanca
y hoja seca de almendro,
alzamos cucharones.

Los pantalones cortos
fueron característicos
de la común infancia.
Largos recuerdos
nos entretejieron.

Jugando jugando
aprendimos tareas
de la casa.

Para los once-
-doce años,
a iniciativa
de nuestros padres,
el trabajo mantuvo
para ambos
el ideal de ganarse
unas monedas.
¡No fuimos criados
para pedigüeños!
En los años cincuenta
sabíamos
qué era tener un peso
en el bolsillo.

Recorrer el pueblo,
de buena gana,
nos resultaba
gratificante.
Lustrar
los botines
de don Antonio Díaz
-voz carrasposa-
nos fue familiar.

En la juventud,
siendo ya padres,
percibimos olores
de los hijos.

Como personas
mayores
fortalecimos
hábitos de buscarnos.

¡Qué platicábamos!
De lo mismo,
con igual emoción
festejando
nuestras repeticiones.

Cuántas veces reímos
uno del otro
de: -¡A ver quién tiene
menos cabellos!-
después de zambullidas
domingueras.

Hermano, queda
la tranquilidad
de habernos disfrutado
en paz, dijo el Poeta.

Cunduacán, Tab.,a 5 de agosto de 2020

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