Heberto Taracena Ruiz
Si pasmo puede ser
el descanso,
Oh, Macbeth,
no me apestes
de incertidumbre.
Que el descanso repare,
no petrifique;
haciendo,
dentro de lo posible
a tiempo lo moldeable,
sin empujar a excesos
mal apurados.
Nada mejor que estar
felizmente cansado,
luego de la fajina
ganada a todo darse.
La recompensa,
temporal,
podrán disfrutar
iguales párpados
a la exacta medida
del comportamiento.
.
Y en ese equilibrio
perfectible,
sujeto a lo que sube
y baja,
presidirás el justo medio,
aristotélico,
bien entendidas
las circunstancias
respeto a que,
en lo tocante a opciones,
tú das la voz de arranque
y de llegada,
como punto central
de cada acción.
Balancear
labores y pausas,
pertenece ti,
sin extremos:
como pieza
esencial
del todo cuanto
entrelaza
cada período.
Descansa, pues,
ni por asomo
en la floja litera
del pasmo
y las vacilaciones.
Cunduacán, Tab., a 22 de marzo de 2020