Heberto Taracena Ruiz
A mis Maestros Benito y Gloria Blé Taracena.
El cuerpo de Tabasco
es comparable
al cuerpo humano:
agua más que tierra,
que carne.
En viejas, no olvidadas
lecciones de Primaria,
la otrora Anatomía
hizo que de memoria
guardásemos apuntes.
El Maestro Benito
profesaba:
-Si toman agua
a propósito,
durante el día,
procesará la vida
su equilibrio.
-Agua hervida –decía-
de sarro en la cubeta
(dado que en esa época
no asistía al lenguaje
la palabra potable).
-Dejen de tomar agua
y ya verán
que su estado de ánimo
bajará de nivel.
-La lección, practicada,
no les hará inmortales;
pero a los días
respaldarán sucesos
placenteros.
Sin embargo,
dolores de cabeza
de pronto nos palpitan,
a partir de un manejo
errático del agua
y de la información
remisa, tarde.
En la edad
de nuestros padres,
(sin drenes,
bordos, presas
de contención),
las previsiones
eran encabezadas
a iniciativa propia;
sin atenerse
a que el gobierno,
-sólo el gobierno-,
moviera las palancas
de urgentes atenciones.
Cunduacán, Tab., a 6 de octubre de 2020