Minipoemario Lunar: COVID ACUARTELADO
Heberto Taracena Ruiz La comunidad -organismo de múltiples rostros y entrañas-, recibe y da para continuar siendo. Nadie pudiera establecer conteo de lo primero ni de lo segundo, por más que hiciera cálculo formidable. Hay que saber contar para contarlo. El universo de posibilidades de la comunidad que aglutinamos, trabaja todas las defensas: ademán invisible, […]
24 de enero de 2022

Heberto Taracena Ruiz

La comunidad
-organismo de múltiples
rostros y entrañas-,
recibe y da
para continuar siendo.

Nadie pudiera
establecer conteo
de lo primero
ni de lo segundo,
por más que hiciera
cálculo formidable.

Hay que saber contar
para contarlo.

El universo
de posibilidades
de la comunidad
que aglutinamos,
trabaja todas
las defensas:
ademán invisible,
permanente,
eficaz por mandato
general,
como si se tratase
de que fuera cumplir
lo más común
para dar probaditas
de la sustancia
de que estamos curtidos.

No es lucha de desgaste
sino renovación:
de prueba en prueba
la comunidad,
en cada uno de sus miembros,
refresca fibras
para permanecer.

La comunidad
es el laboratorio
universal
que se individualiza
en asuntos concretos;
sin apariencias
ni artimañas.

Es tanto lo que da
que entre millones
de lo que recibe
sale ilesa
y reconstituida,
casi inmune
a todo cuanto permanezca.

Hay una enfermedad,
si, una sóla y sola
contra la cual
el organismo
de que somos sujetos,
no puede traspasar
el enrejado:
la muerte, la bajada
única que desahucia.

Cunduacán, Tab., a 18 de enero de 2022

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