Minipoemario Lunar. COMUNICACIÓN
Heberto Taracena Ruiz Adolecer de comunicación individual, ahonda vacíos crecientes y profundos, al punto de no dar ya pie con bola. ¡Qué me transmito!, debía ser la constante advertencia, y ¡qué recibo!, a fin de cuentas. Habrá mensajes propios que no quieran llegar a su destinatario, por simple negación del subconsciente; si bien enviados mal […]
21 de septiembre de 2021

Heberto Taracena Ruiz
Adolecer de comunicación
individual,
ahonda vacíos
crecientes y profundos,
al punto de no dar
ya pie con bola.

¡Qué me transmito!,
debía ser la constante
advertencia,
y ¡qué recibo!,
a fin de cuentas.

Habrá mensajes propios
que no quieran llegar
a su destinatario,
por simple negación
del subconsciente;
si bien enviados
mal recibidos,
como si la persona
huyera de sí misma.

En ese ir sin venir,
quien no se encuentra
pierde los hilos
hasta enredarse
en tupidos zarzales.

Tal pareciera
que no pasa nada
cuando se yace huido
en el propio universo
de que, a querer o no,
somos una cabeza.

Es que en el arte
de comunicarse,
las reglas juegan,
no pocos lances,
en equipo contrario.

Mal y de malas cuando
la comunicación
mengua entre autoridades,
siendo estas últimas
las últimas
en percibirlo;
hecho no compurgado
ni con todas las vueltas
y prisas desfasadas.

Y es que, en verdad,
la comunicación,
debe ser esencial
así en la vida pública
y privada,
para lograr en buena parte
lo que por justa causa
nos propongamos.

    Cunduacán, Tab., a  15 de Sep. de 2021.
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