Minipoemario Lunar: CAUSAS Y CAUCES II
Heberto Taracena Ruiz Cuando salta un problema social, se ofrecen, entre varias, dos opciones: encapsularlo o encauzarlo. Caer en la cuenta de que la traba en sí va a llegar al estado de agotamiento, quizás implique reducirla -en el laboratorio discontinuo, de la cosa pública-, dentro de estuches al parecer inocuos, y que pueden tronar […]
14 de octubre de 2020

Heberto Taracena Ruiz

Cuando salta un problema
social,
se ofrecen, entre varias,
dos opciones:
encapsularlo
o encauzarlo.

Caer en la cuenta
de que la traba en sí
va a llegar al estado
de agotamiento,
quizás implique reducirla
-en el laboratorio
discontinuo,
de la cosa pública-,
dentro de estuches
al parecer inocuos,
y que pueden tronar
en plena cara.

Almacenar en cápsulas
problemas
induce a contener
respuestas
-de chispa a chispa-,
a riesgo de volarse
en arsenal
de efectos colosales.

Otra elección estriba
en drenar cauces,
no largas…
Encauzar los canales
de líneas avaladas
por experiencias
que ponen sobre aviso
a partes en conflicto.

Esto sin esquivar
las causas inmediatas,
porque ningún problema
irrumpe de la nada.

Causas y cauces,
bien proyectados,
pueden contribuir
a sanear el ambiente
-por estricta premura-.
No éste que bambolea,
temprano y tarde,
como en el laberinto
del Minotauro:
velando que Teseo
y Ariadna unan hileras
en que barcas seguras
arranquen y naveguen
rítmicos horizontes.

Cunduacán, Tab., a 12 de octubre de 2020

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