Heberto Taracena Ruiz
Rumbo Nuevo
Raya el día Año Nuevo,
trasnochado,
desde el primer segundo
que desgarró el cordón
umbilical,
sin darse para nada
estación de descanso.
Mediante algarabías
que amalgaman tristezas
y alegrías,
empieza, atronador;
las narices ardientes
por el calor de invierno
tienden a sofocarse.
Se mira al año en ciernes
en viviendas y calles
y parques, deambulando:
como haciendo pinitos
de traspiés;
queriendo alzar la voz
sin descubrir palabras
de primera intención.
Trae secuelas
del pasado vecino
que no puede esconder
un simple borrador.
Gentes pasan y atisban
con el rabo del ojo,
tomadas del desvelo
inmediato, anterior;
y quieren hacer migas
con el año flamante:
no alcanzan, sin embargo,
a comprender la liga
de comunicación
y la estiran y aflojan,
entre el diciembre ido
y el mes de nacimiento…
¿Pasaría lo mismo
en el enero
del año que fundara,
mes con mes,
atípicas sorpresas?
La memoria se escuda
en la memoria
recargada, sonámbula,
para ir eructando
su volcán de recuerdos…
Cunduacán, Tab.,a 2 de enero de 2022