Heberto Taracena Ruiz
Es la existencia sarta
de talantes
no pocos en ovillo.
Dédalo no podría,
volando expresamente,
volverse telaraña
para redondearlos.
Nadie y nada más sólo
el encargado,
podría dominarlos
por sana ruta y artes.
Pero que están y duran
en las intimidades
del ser humano,
es dogma indemostrable.
Actitudes y todo,
no voltearán
asientos ni veredas.
Estimulan, en cambio
y propician riendas
que llevadas en buena
resolución,
reconstituyen sitio
de partida,
línea del medio
y lugar de llegada.
¿A qué obedece, ¡ea!,
que tales actitudes
devengan en casuales
desobediencias?
¿Acaso al hecho
de continuo esgrimido
en el sentido de que somos
seres humanos
al fin y al cabo?
Pretextos, pretextos.
Evasivas, evasivas.
-Es que así soy
y si no fuere
ya no sería.
Pretextos, evasivas…
Explicación congruente
consiste
en que talantes
mal equilibrados,
limitan las capacidades
a poros de piel
y a fondo del espíritu
del más astuto.
Saberlos manejar,
más que pericia,
inyecta fuerza
de voluntad,
controlada,
del primero a último
día…
Cunduacán,Tab., a 2 de octubre de 2021