Heberto Taracena Ruiz
La sacudida de escribir palabras,
líneas
horizontales
o verticales,
viene y va,
penetra
a puntos que convergen
en el centro bombillo de tu cuerpo.
CCCVIII
No pestañeo
mirándote a los ojos,
no bajo la mirada si me miras;
nuestros ojos se enlazan
al amor como flores
abriendo.
CCCIX
Entramos,
la luna nos recibe;
enhorabuena compartimos
en el mismo aposento.
Amanecemos.
CCCX
No hay cansancio,
tu corazón es mi reposo
estimulante;
que si la cita ha sido dilatada,
la luna sale con su la luz…
Entramos.