¡Quién Vive!

Heberto Taracena Ruiz

Las pestes
no soy nuevas.
En parte remedan
a sus precedentes;
si bien o mal
cada una afila
su aguda lanza
que apunta,
aleatoriamente,
de persona a persona,
con preferencia
sobre aquéllos
predispuestos
por daños crónicos.

-Lo que escuchamos
de nuestros padres
que eran niños
en mil novecientos
dieciocho
sobre El Trancazo
en voz de sus padres,
-nuestros abuelos-,
quedó si acaso
en rincones
tan perdidizos
como ellos…

¿Se muere la memoria
con la gente que muere?
Tantito menos
que el difunto
ante medianos días.

Pero de la memoria
colectiva
queda tan poco,
que se ha oído negarla
por eruditos.

Es así que las pestes,
nada nuevas,
nos toman
cabizbajos;
y cuando la memoria,
no por vía de padres
ni de hijos
sino de nietos
y bisnietos
balbucea: ¿Quién vive!,
contesta por nosotros
un espectro:
¡La muerte!

Ante cuya evidencia
ha remontado el hombre
a la altura
de la sobrevivencia.

Cunduacán, Tab., a 16 de abril de 2020