En tu mesa
Heberto Taracena Ruiz
Nadie pudo prever
lo extraordinario
por ser tal.
Pero dentro de todos
la mitad no degusta
la mesa a ti servida.
Por mesa y alimento,
mitad desocupada.
La imprevisión
es entendible
por el tamaño
repentino
y gigantesco
de la pandemia,
que no aminora
con el anecdotario.
Aquí hay de tres:
O nos alcanza
la peste,
o teniendo
para comprar
no hay qué…
O de plano no habrá
con qué…
Y ahora sí que
ni modo
de tantear que la plaga
se descuide
para crear por lo menos,
una aproximación
de auxilio y cercanía
entre vecinos.
No queda sino hacer
lo humano,
generosos;
nada extraordiario
para tranquilizar
lo extraordinario.
Algo, pero ya, algo
que palie entre allegados
un poco, si, un poco,
el hambre que a la mesa
más suculenta de hoy,
luego, sobre la angustia,
pueda desazonarla.
Cunduacán, Tab., a 9 de abril de 2020