De la pandemia
Heberto Taracena Ruiz
I
La realidad nos mide
siempre.
Su banda delimita
el contorno
por milímetros,
guste o apriete.
Negarla sería tanto
como renegarnos.
Es parte tuya y mía.
Tampoco
que se imponga,
así como así;
pero al esquivarla,
sesgando su figura,
exacta y precisa,
en cualquier esquina
nos puede asaltar;
sin que haya,
a veces,
la posibilidad,
llegado el caso,
de aplicarla
a nuestra salud.
Pero la realidad
avisa,
no allana lo que somos;
es parte esencial
de nuestros componentes,
a tiempo,
a tiempo.
Pasa que de continuo
la ignoramos,
y vienen con el lloro
las consecuencias
que, de improviso,
no podríamos atender.
II
¿Acaso esta Pandemia
no es una realidad?
Lo es,
a tal grado,
que, de repente,
poco hacemos
por entenderla.
Son las desobediencias
humanas
su fermento.
Entenderla
no para curarla
sino, por menos,
moderarla.
Dado que nos toma
la medida
en vida,
y la da por cebarse
con la muerte.
Durísima lección
en que las advertencias
cumplidas
reducirían
el daño
mayor,
que ahora nos amaga.
Cunduacán, Tab., a 28 de marzo de 2020